En 1956, el obispo Josep Castelltort inició la restauración para convertir el
edificio en residencia del obispo, la que debería haber sido su función inicial y que nunca llegó a consumarse. Tras su fallecimiento en 1960, el nuevo obispo, Marcelo González Martín, renunció finalmente a la función episcopal del
palacio y promovió su reconversión a lo que es actualmente, el
Museo de los
Caminos, dedicado al
Camino de Santiago. En 2014 se inició una profunda restauración del palacio con una inversión de 1,8 millones de euros aportados por la Junta de
Castilla y León y el Ministerio de Fomento. La reforma se prolongó hasta 2017.