El
Palacio Episcopal de
Astorga es un
edificio que tiene un aire
medieval, ya que Gaudí lo proyectó en estilo neogótico, corriente constructiva que provenía de la
arquitectura historicista de moda en aquel momento y que el arquitecto empleó en el
colegio de las Teresianas, en Bellesguard y en la
casa Botines, además de en Astorga. Concibió el palacio como un
castillo en el exterior y una
iglesia en el interior. La
piedra utilizada para su construcción —granito gris del Bierzo— es respetuosa con el entorno, en especial con la
catedral que se encuentra en la inmediata vecindad, así como también con la
naturaleza, que en la Astorga de finales del siglo xix estaba más presente que en la actualidad.