Están realizados en cinc; uno de los ángeles sostiene una
cruz procesional, otro un báculo y el tercero una mitra episcopal. En el interior hay cuatro niveles: un semisótano, la planta baja —para dependencias administrativas—, el piso principal —con la estancia del obispo, el
salón del trono y la
capilla—, y el desván. Destaca la riqueza
ornamental conseguida con diversos materiales (granito, ladrillo, yeso,
mosaico,
cerámica, esgrafiados,
vidrieras), así como la fluidez espacial y la luminosidad que el arquitecto logró conferir al
palacio.