Si nos vamos al interior, nos encontramos con cuatro niveles (semisótano, planta baja, piso principal-noble y el desván), en los que claramente se nota la mano de Gaudí por todas partes. Aunque todo el
edificio es claramente «gaudiano», como contamos luego el arquitecto catalán abandonó la obra antes de finalizarse. Esto provocó que algunas partes quedaran un poco desvirtuadas, como la planta noble, que originalmente la pensó no tan compartimentada como finalmente se hizo.