A pesar de que por esa época Gaudí ya andaba muy liado con otras grandes obras como comentábamos en el apartado anterior, acepta por la buena sintonía que tenía con Grau. Sin embargo, estar tan liado le imposibilita viajar a
Astorga, y por lo tanto estudiar el terreno para empezar a proyectar el
edificio, así que le pide al obispo que le envíe
fotos, dibujos, planos y demás
información, y con eso prepara los planos y los envía. Al obispo le gustan, se mueve para conseguir los permisos, y finalmente en febrero de 1889 el proyecto es aprobado, para en junio de ese mismo año empezar las obras, que se presupuestan en 168.520 pesetas.