Con estas funciones políticas y administrativas, se mantiene hasta la llegada del cristianismo, durante el siglo IV d. C., momento en el que se levanta la
muralla y se inicia el proceso de reestructuración urbana que ha permitido la conservación de los restos arqueológicos con los que la ciudad cuenta en estos momentos. La evolución urbana posterior ha venido marcada por las diferentes invasiones bárbaras y árabes, que condujeron a la reorganización de la ciudad a partir del final del primer milenio.
Astorga se estabiliza y comienza la construcción de la primitiva
catedral románica, de la que sólo conocemos restos puntuales conservados en el espacio ocupado por la actual, y la nueva traza de las
calles, abandonando la antigua organización hipodámica de época
romana.