La ulterior llegada del ferrocarril supondrá la decadencia del transporte arriero y traerá un gran cambio social y urbano que ha llevado a
Astorga a depender directamente de las empresas de servicios y de una desarrollada industria de la
repostería y de productos cárnicos procedentes del
ganado de la
montaña del Teleno. El surgimiento de la ciudad de Astorga hay que situarlo en el asentamiento de las tropas
militares de la Legio X Gémina encargada de la incorporación al Imperio
Romano del territorio Astur. Hacia el año 19 a. C. se asentará una parte de la citada legión sobre el pequeño cerro en el que hoy se encuentra el centro urbano. Tras diez años de luchas intermitentes entre las unidades legionarias y los
pueblos Astures, toda la zona queda incorporada al imperio romano. Aproximadamente medio siglo después, la dinámica de desarrollo de la región, y en especial la riqueza de las
minas de oro del noroeste peninsular, convertirán este importante campamento
militar en una urbe donde se situaban, tanto el centro de gestión de las explotaciones mineras, como la capital del Conventus Iuridicus Asturum.