El asentamiento de los
pueblos visigodos en la península, hizo que
Astorga fuera una importante urbe dentro de la zona controlada por los Suevos. Las desavenencias de estos últimos con los Visigodos hicieron que la ciudad fuera invadida y destruida en varias ocasiones. De igual forma, con la llegada de los árabes, esta situación se volvió a repetir, por lo que la ciudad vió muy reducida su población y entró en un periodo de decadencia, del que fue saliendo paulatinamente durante la Baja Edad Media.