El
Camino de Santiago Francés y la
Vía de la Plata se originaron a partir de sendas calzadas
romanas que conectaban Asturica Augusta con el resto de la península y con la misma Roma. Con el descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago estas antiguas
vías romanas, se convirtieron en rutas de peregrinación creándose así unos
caminos que unían
Astorga con Europa lo que permitió que a Astorga llegarán junto con los peregrinos y sus experiencias vitales las diversas influencias culturales y artísticas que fueron conformando la identidad y el patrimonio de esta ciudad abierta y acogedora.