Esta obra se debe también al mecenazgo del obispo Alfonso Mejía de Tovar, que lo encargó con motivo de la canonización de la
santa en 1622. Es de estilo manierista, propio de la Contrarreforma, con motivos pictóricos que hacen alusión a los mandatos del Concilio de Trento sobre el tema de los
santos. Consta de banco, un cuerpo, tres
calles y un ático. Las pinturas se deben a Juan de Peñalosa y la
arquitectura está atribuida a Francisco Ruiz. La Santa titular está colocada en una
hornacina en el centro, en actitud de escribir; es una talla de madera policromada. Todos los santos de las pinturas están perfectamente identificados con
letreros didácticos.