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Reloj de los Maragatos, ASTORGA

Las obras del Ayuntamiento arrancaron en 1.683 de la mano de Francisco de Lastra (al precio de 12.300 ducados) y no se finalizaron hasta el 1.704. Lo más bonito es sin duda su fachada, siendo todo un referente del estilo barroco civil leonés.

Entrando un poco más en detalles sobre la fachada, es de tipo herreriana, inspirada en la Catedral de Astorga, y con torres rematadas en chapiteles (al estilo flamenco, obra de José Álvarez de la Viña).

Además incorpora diferentes elementos arquitectónicos puramente decorativos, como el gran escudo real del centro y el muy popular reloj de autómatas, del que os hablamos un poco más en detalle en el siguiente apartado.

Respecto al interior, no es visitable. En él está situado el salón de plenos (finalizado en 1.895 y utilizado para tal función desde entonces), la alcaldía, despachos de concejales y demás salas dedicadas a menesteres burocráticos y de gobierno.

El edificio fue restaurado entre 1986 y 1995 por Andrés Lozano, manteniendo el salón de sesiones de 1895 y añadiendo estructuras modernas sólo visibles por la parte posterior.

????️ Reloj de los Maragatos
Reloj de os Maragatos de Astorga
Como decíamos, en la espadaña central del Ayuntamiento de Astorga está situado el famoso reloj de los maragatos, de tipo autómata y que tiene su propia historia.

Aunque siempre se habla de él en singular, realmente ha habido hasta tres relojes diferentes.

El primero fue obra de Bernardo Francos, quien en 1.747 se comprometió con el consistorio de Astorga a ejecutar un reloj, y su sistema para darle cuerda, junto a 3 campanas; una para dar las horas, otra los cuartos y la última para el toque de queda, acompañado de dos autómatas hombres vestidos de maragatos (tocaban la campana más grande a las horas en punto). Francos cumplió, a cambio de 8.500 reales de vellón.

Se trataba de una máquina de gran complejidad, que sufrió importantes y variadas averías a lo largo del tiempo, hasta que finalmente una de ellas lo dejó inservible. Fue entonces cuando en 1.804 Bartolomé Fernández diseñó otro para sustituirlo.

Lo mantuvo más o menos igual, con actualizaciones tecnológicas, aunque cambió los autómatas originales por dos nuevos maragatos, en esta ocasión un hombre y una mujer, y conocidos desde entonces como Juan Zacunda y Colosa.

Y ahí estuvo este segundo reloj dando el tiempo a los astorganos durante unos 200 años, pero finalmente también hubo que sustituirlo.

Así llegamos al tercero y último, el que está funcionando actualmente. Se trata de un reloj automatizado, montado por Hermenegildo Díguele y su hijo Ramón en 1.974, quienes también sustituyeron las figuras autómatas originales por dos réplicas exactas de aluminio.

Como podéis imaginar, cuando en la época barroca española se inauguró la primera versión del reloj rápidamente se convirtió en un auténtico espectáculo que atraía a locales y foráneos a verlo, y en la actualidad también.

Es muy normal encontrar gente congregada frente al ayuntamiento para ver cómo los autómatas maragatos dan las horas en punto (a los niños les hace especial gracia).

Nosotros te lo recomendamos, por el reloj en sí (en España no es habitual encontrar este tipo de reloj de autómatas), la belleza del ayuntamiento y la plaza, de la que os hablamos un poco más a continuación.

???? Plaza Mayor de Astorga
Plaza Mayor de Astorga
El Ayuntamiento y su reloj están situados en una preciosa plaza, la Plaza Mayor de Astorga.

Tiene planta rectangular, con soportales en gran parte de ella, y fue levantada sobre el antiguo foro romano de Asturica (lo que vemos hoy data de finales del siglo XVII), por lo que lleva vertebrando la vida pública de la ciudad desde hace más de 2.000 años.

En la actualidad los coches no pueden acceder a ella, y continúa siendo un lugar destacado en todas las festividades y actividades culturales relevantes (procesiones de Semana Santa, pregones de fiestas…).

También es sitio de encuentro para astorganos y visitantes; es el marco perfecto para beber algo y tomarse unas tapas en alguno de los diversos bares situados en los soportales.

Además, todos los martes por la mañana la Plaza Mayor que nos ocupa, y sus calles colindantes, alojan un mercado en el que vendedores de la ciudad y alrededores montan sus puestos de verduras y hortalizas, frutas, embutidos, textiles o calzado (se celebra desde el año 1471).