La
plaza sola (gris el aire, negros los
árboles, la tierra manchada por la
nieve), parecía, no realidad, mas copia triste sin realidad. Entonces, ante el umbral, dijiste: viviendo aquí serías fantasma de ti mismo. Inhóspita en su
adorno parsimonioso, porcelanas, bronces,
Muebles chinos, la
casa oscura toda era, pálidas sus
ventanas sobre el
río, y el
color se escondía en un
retablo español, en un lienzo
Francés, su brío amedrentado.