Su
comunión (del montañista) con los grandes espacios abiertos ha afinado sentidos ocultos; ellos comprenden la verdad del viento, auscultan la palpitación de las
rocas, dialogan con los elementos y cohabitan con los vértigos. Ellos saben del misterio de las
nieblas y conocen los escondites de las águilas. Sus ojos han mirado de cerca el esplendor del
cielo, cuando en las
noches las estrellas han velado la víspera de una escalada largo tiempo soñada y a conciencia preparada" (Andrés Hurtado García,
... (ver texto completo)