Este verano, como muchos otros, he estado mirando la imagen solitaria de la iglesia de Ferreras, esperando que con el curso del tiempo y por algun milagro o casualidad vuelva a estar llena de gente. Era un pueblo pequeño, de grandes casas de piedra y hoy está debajo del pantano del Porma, solamente se ve la torre de la Iglesia rodeada de agua. Lo recuerdo con cariño, era el pueblo de mi padre.