Cuando decides adentrarte en lo que ahora se ha dado por llamar “mundo rural”, un único y poderoso sentimiento se apodera de ti
Y no es otro que la tristeza.
“Los pueblos se mueren” te dice el labrador asturiano, el pastor leonés o el pescador gallego. No importa el rincón de España, la agonía de los pueblos se palpa en el ambiente. Resulta paradójico que cuidemos con tanto mimo los restos de aquellos que muchos siglos antes nos precedieron y que apenas prestemos atención a los que con su esfuerzo permitieron que nuestros padres y abuelos encontrasen una vida mejor en la ciudad. Es la cruda realidad de los pueblos.
Y no es otro que la tristeza.
“Los pueblos se mueren” te dice el labrador asturiano, el pastor leonés o el pescador gallego. No importa el rincón de España, la agonía de los pueblos se palpa en el ambiente. Resulta paradójico que cuidemos con tanto mimo los restos de aquellos que muchos siglos antes nos precedieron y que apenas prestemos atención a los que con su esfuerzo permitieron que nuestros padres y abuelos encontrasen una vida mejor en la ciudad. Es la cruda realidad de los pueblos.