Impenetrable y alta
montaña mía, ¡soberbia, altiva e imponente eres!Errantes nubes blancas suavemente besan el techo coposo de tus
gigantes laderas verdes.El aire fresco y enrarecido,con dedos limpios y fríos,golpea la tostada piel.Y a los pulmones campesinos penetra hondo y con brío.