BONELLA: LA SIEGA ...

LA SIEGA
La siega de los cereales:
Centeno
Trigo
Cebada
Algarroba
Comenzaba en el mes de Julio, y duraba aproximadamente de diez a doce días, según la cantidad de cereales que tuviesen sembrados y la cosecha que hubiera ese año.
Antes de amanecer ya marchaban los segadores hacia la tierra, para comenzar la actividad de la siega, con las primeras luces del día.
Les llevaban el desayuno a la tierra, para no perder tiempo, y aprovechar que el calor no era excesivo.
Esto lo salía hacer una persona mayor, normalmente una mujer, que después regresaba a la casa, para realizar las labores de la misma, y atender los animales domésticos.
A la hora de la comida, si estaban en una tierra cerca de la casa, se acercaban a comer, de lo contrario volvían a llevarles la comida. Una vez realizadas las tareas de avituallamiento, dedicaban al descanso por espacio de dos horas, a reposar y dormir la siesta, a la sombra de algún árbol que hubiera por allí cerca.
Después de este descanso, volvían a la tarea de la siega hasta que se ponía el sol, y llegaban las primeras sombras de la noche.
Ya anochecido realizaban las tareas de la casa, como atender los ganados domésticos, cenaban y se acostaban temprano para empezar al día siguiente, otra vez con nuevos ímpetus, hasta terminar la siega.
La siega era realizada por todos los miembros de la familia, a excepción de los ancianos y de los niños, aunque alguna persona fuera menos a segar a la tierra.
Había personas - tanto hombres como mujeres, que se dedican a ir por los pueblos, a los cuales contrataban para segar el centeno y el trigo (bercianos) - normalmente venía del Bierzo o de Galicia-
Las herramientas que usaron en un principio fue una "hoz" de dientes, que después sustituyeron por los "hocines" lisos.
Lo primero que se segaba era el centeno, después la algarroba y por último el trigo y la cebada.
Cuando empezaban a segar una tierra lo hacían en fila, "estalla" iban segando y el puñado de mies segada "manada", se le hacía una llave con la misma paja segada, para que el puñado fuera lo más grande posible.
Los puñados o "manadas" de mies segada se iban dejando en montones "gavillas" en el suelo, y en ellos iban poniendo los segadores sus "manadas", con cinco o seis "manadas" se formaba una "gavilla".
Con tres "gavillas" colocados unas sobre las otras se hacía un montón "manojo", que se ataba, con la misma paja del cereal segado. Con las espigas más largas "garañuela" se ataba el "manojo", esto se hacía con el centeno y la algarroba.
Una vez terminada de segar una tierra se "ataba", pero se solía hacerse por la mañana o por la tarde, en las últimas horas, para que no cayera el grano "degranara"; porque si se hacía a medio día, la espiga estaba muy seca y se caía el grano. Por las tardes y por las mañanas era cuando se ataba, pues las espigas estaban "revenidas" por el rocío o por el frescor de la tarde.
Una vez atada la tierra, se agrupaban los "manojos" de dos formas diferentes "carrileras y morenas".
La "carrilera" consistía en poner un "manojo" en el suelo, y sobre él se iban colocando el resto de "manojos", de tal manera que las espigas quedaran al aire y expuestas al sol, - orientadas al naciente y al medio día,- para que se secaran las espigas que aún no estuviera bien secas.
La "morena" consistía en poner una fila de "manojos" apoyados en el suelo, y sobre estos se iban colocando, nuevas filas hasta alcanzar una altura de cuatro o cinco "manojos", dejando las espigas al aire y al sol, para que sucediera lo mismo que en la "carrilera".
Una vez terminada de atar y colocar todos los "manojos", queda la tierra recogida (atropada), y se da por terminada la faena.
La siega del trigo y de la cebada se hacia igualmente, que la del centeno, también se segaba con "hocines", lo único que se diferenciaba del centeno es la manera de atar los "manojos", con "cevillas".
Estas se hacían con la paja del centeno que se habían "escolmado", el año anterior que se dejaban y reservaban para esta finalidad, de un año para otro.
Para hacer la "cevilla", se mojaban los cuelmos, por lo menos un día antes, se metían en pozos, charcas o "pilas" particulares, de tal manera que la paja estuviera húmeda y revenida, para que no se rompieran las espigas unas contra otras, al hacer la llave de la "cevilla".
Se empaquetaban en docenas; para manejarlas mejor, y se mantenían en lugares húmedos o en depósitos de agua; hasta que llevaban a la tierra.
Las "cevillas" se llevaban para la tierra húmedas, y se mantenían a la sombra, de forma que siempre estuvieran húmedas.