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BONELLA: RINCO POETICO...

RINCO POETICO

ROMANCE

"LA DEL PONTEDO Y LA CERRA"

Historia y detalles de una cacería.

Envidias, "lios", enredos y otras "macanas".

Si la envidia fuera tiña... Cuantos tiñosos habría.

La hazaña en el Pontedo

Fué el día primero del año
mil novecientos sesenta.
Después de misa mayor
y ante el portal de la iglesia,
-según la carta que Majo-
mandó a Vigo ¡hermosa tierra!
hubo una reunión
de la gente de cinegética.
Armados de cachiporras
de cayados y escopetas,
diez tíos villayustanos
enfilan la Mata Nueva
con intención de cazar
lobos, zorros u otras piezas
que se pongan a las miras
de los "matones" esperas.
Ya salen por junto al "caño"
los diez tíos en hilera,
suben lentos el Trechero
como si fuera en la siega.
Al llegar al Remedil,
cuatro cojen la rodera
de la "Cornilla", y los otros
derechitos como velas
tiran por Villinaherbosa
con muchisima cautela
a entrar por Matacorral
para "arrear" a las fierras
contra el Campo de la Escrita
donde esperan los "esperas"
la llegada de algún bicho;
mas, ni una sola vulpeja
salió hacia los Carruzales.
¡Qué pena, Majo, qué pena!
Qué espera más en valde.
¡Quién espera desespera-.!
¿Qué hacemos ahora?, dicen
los seis que hacian de "arreas".
-Vamos a la "cerra Mora"
- un pistolero contesta...
Dicho y hecho; y en seguida
los cuatro de metralleta
por cima la fuente "el Sapo"
y por detrás de la Cerra
van a ponerse en sus puestos;
en tanto, los seis arreas
hacia el Truévano dirigen
sus pasos a toda mecha.
En la linde de la fuente,
a boca-jarro se encuentran
con cinco o seis cazadores
parece ser que de Vega.
- Buenos días, dicen unos
muy buenos, otros contestan.
¿Adónde vais a estas horas?
-Vamos arrear la Cerra..
Ya están Majo y compañía
esperando en la trinchera.
-Vamos nosotros también
con vosotros,- Vengan vengan
que así sacamos los lobos
aunque estén debajo tierra.
Entremecidos los doce
cual se amecen las ovejas,
marchan amigablemente
a coger por la bajera
la Cera Mora gritando
entre urces y malezas.
Al principio nada vieron,
pero después... ¡oh sorpresa!
los de alante y los de atrás,
los de adentro y los de fuera,
los de arriba y los de abajo,
los de derecha e izquierda,
vieron todos de improviso
salir en veloz carrera
cinco "bicharracos" pardos...
que ligeros como flechas
salvaron urces y escobas,
piornos, matas y peñas,
para uir de los garrotes
que escrimían los "arreas".
¡Qué algarabía, que voces;
que estruendo en toda la Cerra;
y allá en el Escabalón...
silenciosos los esperas...
Las cinco alimañas pardas
saltan y corren de veras;
ya pasan la "loma el Chozo"
y en la vallina penetran;
los arreadores gritan,
los pistoleros acechan...
Hay un silencio profundo
hay como un compas de espera;
y de pronto como un trueno
retumbó por la ladera...
El "Ferrerín" había roto
el fuego, y caía muerta
una de las alimañas,
había empezado la guerra.
Los enemigos copados
y aturdidos se dispersan,
y en la huída pasa uno
junto a Darío el de Vega.
Echa el fusil a la cara,
cierra el ojo, el dedo aprieta,
óyose un gran estampido
y, otro animalejo rueda
dando tumbos por el suelo;
cayó la segunda pieza.
Hay otra pausa de tiros,
pero los gritos no cesan;
En esto, va otra "alimaña"
hacía el tío Majo derecha...
Asegúrase mejor
el Majo sobre la piedra,
"espurre" un poco el pescuezo
buscando un claro en que pueda
descubrir a campo abierto
el enemigo que llega.
Ya lo tiene casi a tiro,
Majo no alienta siquiera,
tira el cigarro y despacio
alza un poco la visera;
asegúrase si tiene
a punto la metrelleta...
Todo está a punto; el cartucho
de postas en la escopeta,
y por el punto de mira
la alimaña bien cubierta.
El buen Majo no vacila
y... Pum.. ¡. ¡abajo otra pieza!
Es el tercer enemigo
que paga con la pelleja.
El fogonazo de Majo
puso fin a la contienda.
¡Alto el fuego en el Pontedo.
Ha terminado la guerra!.
El cuerpo de camilleros
da principio a su tarea,
a conducir los cadáveres
a Villayuste y a Vega.
Yo no sé como habrá sido
el transporte, se me acuerda
que, a lomo de burro o burra
o de caballo o yegua.
No importa como haya sido
el acarreo, interesa
mucho más lo que se hizo
con las tres "cabras montesas"
que, para mí son "rebecos"
o gamuzas si te empeñas.
Según dice el manuscrito
de Majo en que a mí me cuenta
la nunca vista cazata,
fueron dos de las tres piezas
cazadas a Villayuste
y la otra para Vega,
donde sendos funerales
se rezaron, y entre velas
sepultura se les dió.
¡Descansen en paz eterna!

El,"lío"

Ya reposan en tras-mundo
las víctimas del Pontedo
y yo pasmado me quedo
del gran "lío" tremebundo;
que unos tíos envidiosos,
pelmas, cobardes, roñosos
armaron a mis paisanos.
¡hay que ser tíos marranos
sinvergüenzas y mafiosos.!
Si por dos o tres rebecos
alzaron tal "polvareda"!
¡Menuda la pelotera!
si no hubieran sido moruecos.
Rasgarían los chalecos,
el pantalón y la chaqueta,
y darían parte secreta
a Franco y su policía,
pero, ésta los mandaría
en seguida a la "puñeta".
Y haría muy bien, pues yo creo
que por matar "alimañas"
no hay recurrir a extrañas
medidas de gran jaleo.
Esos tíos, según veo
por la insolente faena,
son tíos de la Magdalena
que merecen ser colgados
o sin piedad condenados
a una perpetua cadena.
No tienen ley ni razón
para seguir existiendo;
de veras que, no comprendo
por qué armaron el "follón".
Ya se ve bien que el carbón
hace a los hombres huraños,
rencorosos y tacaños,
trapaceros y mangantes
para con sus semejantes
a quienes causan mil daños.
Malos, muy malos, maletas
son los causantes del "lío"
que a unos cuantos y a mi tío
les costó dos mil pesetas.
Nunca han de faltar "chivetas"
que con traidoras palabras,
apenas las puertas abras
te delatan a traición,
porque los "chivatos" son
aumentativos de cabras...
Después de mil reflexiones
con calma y mucha atención,
ha sacado en conclusión
que son unos maricones,
hijos malos, fanfarrones,
cascarrabias, lambeculos,
falsos, pedorros, chitrulos,
y aun pienso "pa mis botones"
que no tienen ni "pistones"...
esos tíos "cachirulos".
Mas, a que usar "eufemismos"
para decir la verdad
y que en realidad
son los del "lío", ellos mismos
con su envidia y egoísmos
dejan ver "la refilacha"
más sucia que "cucaracha"
salida de la "mierduza",
o de un nido de lechuza.
o cueva de la vizcacha.
Mi respeto y pleitesía
vayan al que esto leyere;
quien lo escribió solo quiere
condenar la alevosía
la mezquindad y falsía
de esos hombres delatores
que, como Judas traidores
vendieron, ¡Quién lo diría!
la amistad ¡Ave María!
inocentes cazadores.
Y yo ahora me pregunto
lo que ahí pudo ocurrir
si los guardias por cumplir
no echaron tierra al asunto
como los gatos que, al punto
después de hacer la cagada
echan encima cernada....
Pero los guardias tiraron
por "las buenas", y, lograron
rebajar la pesetada.
Aquí la historia acabó
de un rebañito de cabras
que de las peñas cantabras
hasta el Pontedo bajó,
y en la Cerra se topó
con "arreas" tan armados
de "ijadas y de cayados"
que, el rebaño al ver y oír
a los tíos, quiso huir
pero fué medio copado.
Pues en sus locas carreras
para escapar de la muerte
corrieron con mala suerte
y dieron con las "esperas"
que, con sus armas certeras
casi acaban, buen lector,
con el rebaño... ¡Ay dolor!
y,... pena por las doscientas
pesetas que, al fin de cuentas
no dejaron ni olor.
Puedes buen lector creer
todo lo dicho hasta aquí,
pues si no sucedió así
pudo muy bien suceder.
Lo esencial es no caer
en otro "lío" y enredo"
como ese del Pontedo
que, por matar unos bichos
hubo <ENVIDIAS> y entredichos
más que en tiempos de Quevedo.
Para los GUARDIAS CIVILES
vayan MIL enhora buenas
pues, "tirando por las buenas"
os echaron unos miles.
Pero a los tíos "cerriles"
esos del "lío y enredo"
para esos, un "GRAN PEDO"
sordo y requetepodrido
que los deje sin sentido
cual los vichos del Pontedo.

Fin.

Pistola
Vigo Enero 1960