RINCO POETICO
--Al "toque" de Oración--
¡Tan... tan... tan... Se muere el día!
Es la hora del silencio.
El sol esta agonizando,
y en rojas brumas envuelto
transpone los altas picos
de Murias y Cacabelos.
Todo va quedando triste
porque el día está muriendo!
Ya bajaron las cigüeñas
a la "vega" en raudo vuelo;
las golondrinas ya duermen
en sus nidos semiesféricos
y entran veloces cual flechas
en la torre los vencejos.
Recógense los pardales
en las veras de los techos
y aparecen furtivos
los zigzagueantes murciélagos.
"Tiqui, tiqui, tiqui tan,"
repiquetea un chicuelo,
y el sonoro eco del bronce
como una bandada de cuervos,
u ondas tenues y concéntricas
de cristalino arroyuelo,
sale de la vieja torre
y doquier se va esparciendo.
Vuelven los rudos pastores
con sus majadas al pueblo,
y al llegar a las "Pedreras",
como por encantamiento
se separan ellas solas
y las del "Barrio Pequeño"
bajan por junto a la Iglesia
cuando allá por los Senderos
asoman otros rebaños,
mientras que por el Trechero
alegres y retozonas
bajan las burras corriendo.
"Tiquitán... tiquitán.. tan",
sigue haciendo el campanero,
y la voz de las campanas
deja los hombres a pelo
y pone en todos los labios
una oración por los muertos.
¡Tan... tan... tan... Se muere el día!
¡Es la hora del silencio!
La noche viene avanzando
su negro manto tendiendo.
Villayuste en paz reposa,
y el vespertino lucero
parpadea haciendo guiños
encima del cementerio.
Pistola
Diciembre 1948.
--Al "toque" de Oración--
¡Tan... tan... tan... Se muere el día!
Es la hora del silencio.
El sol esta agonizando,
y en rojas brumas envuelto
transpone los altas picos
de Murias y Cacabelos.
Todo va quedando triste
porque el día está muriendo!
Ya bajaron las cigüeñas
a la "vega" en raudo vuelo;
las golondrinas ya duermen
en sus nidos semiesféricos
y entran veloces cual flechas
en la torre los vencejos.
Recógense los pardales
en las veras de los techos
y aparecen furtivos
los zigzagueantes murciélagos.
"Tiqui, tiqui, tiqui tan,"
repiquetea un chicuelo,
y el sonoro eco del bronce
como una bandada de cuervos,
u ondas tenues y concéntricas
de cristalino arroyuelo,
sale de la vieja torre
y doquier se va esparciendo.
Vuelven los rudos pastores
con sus majadas al pueblo,
y al llegar a las "Pedreras",
como por encantamiento
se separan ellas solas
y las del "Barrio Pequeño"
bajan por junto a la Iglesia
cuando allá por los Senderos
asoman otros rebaños,
mientras que por el Trechero
alegres y retozonas
bajan las burras corriendo.
"Tiquitán... tiquitán.. tan",
sigue haciendo el campanero,
y la voz de las campanas
deja los hombres a pelo
y pone en todos los labios
una oración por los muertos.
¡Tan... tan... tan... Se muere el día!
¡Es la hora del silencio!
La noche viene avanzando
su negro manto tendiendo.
Villayuste en paz reposa,
y el vespertino lucero
parpadea haciendo guiños
encima del cementerio.
Pistola
Diciembre 1948.