RINCON POETICO
Pobre torre
¡Pobre torre, pobre torre!
¡Cómo te ha dejado el viento!
Resististe muchos años
las inclemencias del tiempo,
los calores del verano,
las crudezas del invierno,
los airones del otoño
de la primavera el cierzo.
Pero un día, ¡triste día!...
sopló el dios Eolo fiero;
"Lutano", allá en la Filera
con cara de Cancervero
anunciaba que iba a haber
discordia en los elementos.
Soltó el odre el dios Eolo;
salieron en desconcierto
de sus antros las mil furias;...
e impalpables elementos
agitando etéreas alas
llegaron hasta el "Trechero"
lo mismo que a las "Pedreras"
aires del norte y del "Cuerno"...
-al de Bobia, hago alusión-
que no a los de un magüeto,
y en menos que canta un gallo
o que yo les digo el cuento,
desmantelaron a esa
vieja torre de mi pueblo.
Hace poco que la he visto,
después de tan largo tiempo...
Casi no la conocía;...
¡tanto la ha cambiado el tiempo!
No ha despertado en mi mente
aquellos dulces recuerdos
que cuando niño llenaban
todo mi ser de consuelo.
Tuve al verla mucha pena;
sentí un dolor inmenso
y dos lágrimas rodaron
por mi rostro macilento.
Y para entablar batalla
sobre mi querido pueblo
también llegaron airones
directamente del "Cueto".
Y chocaron las tres fuerzas;
debió ser lucha de muelo.
Yo no la vi pero juzgo
el caso por los efectos.
¡Cómo habrán quedado en pie
los chopos y los paleros!
si no resistió la cruz
grande, pesada y de hierro.
Seguramente habrá habido
tejas y pajas de techos
a montones por las calles
después del choque tremendo.
¿Sucedió tal como lo escribo
o exagero yo el cuento?
Yo no sé querido Majo,...
pero lo que sé de cierto,
es, que, esa torre bendita
está sin la cruz de hierro;
y vaya usted a saber
cuando la tendrá de nuevo.
"Pémeque", si no voy yo
y con la "cruz y el caldero"
subo a poner la veleta,
se morirá usted de viejo
sin ver la torre como antes
con veleta y cruz de hierro.
Pistola
(Coruña, 29-10-47)
Pobre torre
¡Pobre torre, pobre torre!
¡Cómo te ha dejado el viento!
Resististe muchos años
las inclemencias del tiempo,
los calores del verano,
las crudezas del invierno,
los airones del otoño
de la primavera el cierzo.
Pero un día, ¡triste día!...
sopló el dios Eolo fiero;
"Lutano", allá en la Filera
con cara de Cancervero
anunciaba que iba a haber
discordia en los elementos.
Soltó el odre el dios Eolo;
salieron en desconcierto
de sus antros las mil furias;...
e impalpables elementos
agitando etéreas alas
llegaron hasta el "Trechero"
lo mismo que a las "Pedreras"
aires del norte y del "Cuerno"...
-al de Bobia, hago alusión-
que no a los de un magüeto,
y en menos que canta un gallo
o que yo les digo el cuento,
desmantelaron a esa
vieja torre de mi pueblo.
Hace poco que la he visto,
después de tan largo tiempo...
Casi no la conocía;...
¡tanto la ha cambiado el tiempo!
No ha despertado en mi mente
aquellos dulces recuerdos
que cuando niño llenaban
todo mi ser de consuelo.
Tuve al verla mucha pena;
sentí un dolor inmenso
y dos lágrimas rodaron
por mi rostro macilento.
Y para entablar batalla
sobre mi querido pueblo
también llegaron airones
directamente del "Cueto".
Y chocaron las tres fuerzas;
debió ser lucha de muelo.
Yo no la vi pero juzgo
el caso por los efectos.
¡Cómo habrán quedado en pie
los chopos y los paleros!
si no resistió la cruz
grande, pesada y de hierro.
Seguramente habrá habido
tejas y pajas de techos
a montones por las calles
después del choque tremendo.
¿Sucedió tal como lo escribo
o exagero yo el cuento?
Yo no sé querido Majo,...
pero lo que sé de cierto,
es, que, esa torre bendita
está sin la cruz de hierro;
y vaya usted a saber
cuando la tendrá de nuevo.
"Pémeque", si no voy yo
y con la "cruz y el caldero"
subo a poner la veleta,
se morirá usted de viejo
sin ver la torre como antes
con veleta y cruz de hierro.
Pistola
(Coruña, 29-10-47)