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Si se trataba de motas en los ojos, hablaba de una plegaria que terminaba así:

[…]
curáiselos a mi amante,
que los tiene petillosos (47).

Recuerdo que si alguien tenía hipo, lo que hacía la abuela era contar una historia que asustara al que lo padecía y enseguida se le quitaba.

También ha habido rezadores empleados en otras ocupaciones distintas a la salud. En el Valle de Fenar había mujeres que “echaban la oración a San Antonio” para recuperar objetos perdidos. Particularmente familiar ... (ver texto completo)
La presencia del diablo es frecuente en los cuentos populares de esta región. En ellos el diablo aparece casi siempre como un ser estúpido, siendo objeto de engaño (36).

En Oseja de Sajambre las mujeres estériles que quieren conseguir la fecundidad acuden a unas curanderas que suministran pócimas para ese fin. Cierto es que el oficio de la curandería es tan antiguo como la propia preocupación del hombre por su salud y la de sus animales domésticos. Por un proceso que hubo en el S. XVII contra una mujer llamada Lucía Gutiérrez, vecina de Priaranza, cerca de Astorga, sabemos que en aquella zona los curanderos curaban la enfermedad de la pelagra –también llamada mal de la rosa–, arrancando una rosa y echando queso, pan y vino en el hueco dejado por la raíz, cubriéndolo después con tierra sobre la que se colocaba una vela; a continuación rezaba un credo y estregaba al enfermo con un puñado de aquella tierra.

Un siglo después, concretamente en 1761, está fechado el documento que recoge el proceso inquisitorial contra una mujer de Santibáñez de la Isla, acusada de practicar la curandería con plantas mágicas y conjuros e invocaciones a diversos santos. En este proceso se recoge un remedio empleado por ella para curar a una mujer que tenía aire atravesado en los pechos, con lo cual no podía amamantar a un hijo recién nacido. Calentó vino y aceite en una escudilla, y en otra echó romero, tomillo y unos palos de escobajo que eran buenos para el aire; después añadió otras hierbas en número impar. Levantó la escudilla con el vino y el aceite a la altura del pecho de la paciente, para que el humo y el vaho le entrara por los pechos. En la otra escudilla, con el romero y las otras hierbas, hizo cruces con las manos, recitando algunas oraciones. Al concluir, decía:

Con la lanzada que dio Longinos a Nuestro Señor,
al pie de la Cruz. Amén Jesús.

Y así logró curar a la mujer. En el documento aparece otro testimonio en el que se habla de la curación de una nube en un ojo, con doce o trece granos de trigo blanco y este conjuro:

Si la nube es negra, Dios la detenga;
si es blanca, Dios la deshaga;
si es rubia, Dios la consuma.
Señora Santa Lucía, señora Santa Ana,
devuelve la vista a Benito (37).

Una curandera de Ambasmestas quitaba las verrugas en el plazo de un mes, siempre que el paciente le dijera el número exacto de verrugas que tenía, ni una más ni una menos. Para ello utilizaba una rama de xesta –especie de arbusto empleado en la fabricación de escobas–, con la que confeccionaba tantos nudos como verrugas deseaba hacer desaparecer (38). También se conoce el caso de una curandera de la Cabrera Baja que curaba las verrugas y la tisis.

En La Bañeza había una mujer que curaba las calenturas, conocidas popularmente como tercianas y cuartanas, con parches elaborados con una tela gruesa y alcanfor. Los colocaba sobre el estómago y el paciente no podía lavarse los pies ni comer picantes durante un mes (39).

En la mentalidad popular se asocia la figura de la curandera con la brujería; de esto da prueba un artículo de César de la Rosa, publicado en la revista Estampa en 1936, en el que, hablando del filandón en Maragatería, dice:

A veces, una emoción o el trabajo excesivo hacen rodar por el suelo, alfombrado de bálago fresco, a alguna de las mujeres que cae desmayada. Entonces, si el “vinagre para los pulsos” no basta para volver en sí a la desmayada, se recurre a la oración, que pronuncia enfática la meiga, esa bruja a quien temen, ¡todavía!, en tantos pueblos castellanos, gallegos y astures [y leoneses***], que dice así: "En nombre del Padre, e del Hijo, e del Espíritu Santo: tres ángeles que iban por
un camino encontraron a Nuestro Señor Jesucristo. ¿A dónde vais acá los tres ángeles? Acá vamos al monte Olivote, y yerbas y ungüentos cortar, para nuestras cuitas y plagas sanar. Los tres ángeles allá iredes; por aquí vendredes; pleito y homenaje me paredes, que por estas palabras precio non llevaredes, excepto aceite de oliva y lana sebosa de ovejas vivas. Conjúrote, plaga o llaga, que no endurezcas ni lividinezcas por agua ni por viento, ni por otro mal tiempo, que ansí hizo la lanzada que dio Longinos a Nuestro Señor" (40).

Un tipo de curandero específico es el llamado encañador. Un caso muy célebre fue el de un astorgano conocido como “El Carreto”, cuyo método de curación consistía en tender al enfermo en el suelo, zarandearle y pellizcarle; después le aplicaba unos polvos rojizos cubiertos con trementina y, finalmente, le pegaba estopa en el cuerpo, dejándole casi inmovilizado (41).

Otro tipo determinado de curación es el que se hace con ensalmos –por ensalmo se entiende todo rezo empleado con una finalidad exclusivamente terapéutica–, conjuros, plegarias u oraciones (42). Es sobradamente conocido el empleo que se ha hecho en diversas circunstancias de textos y dichos religiosos, así como de oraciones.

En 1562 está fechado un proceso incoado a Juan de Casasola, ensalmador de Riego de la Vega, que curaba fístulas e hinchazones con ciertos rezos (43). Otro tipo de ensalmador muy particular fue fray Juan, monje astorgano, que se dedicaba a confeccionar cédulas benditas contra diversos males (44).

Conocida es esta plegaria que se rezaba al coger acedas (45) para comerlas. Mis padres recuerdan que, siendo mozos, así lo hacían: antes de comerlas se santiguaban, pidiendo que las hojas no estuvieran malas, ya que se comían sin lavarlas previamente:

Por aquí pasó Dios,
por aquí la Virgen,
si tienen veneno
que me lo quiten.

También es muy popular el conjuro que se hace para curar las heridas:

Sana, sana, culito de rana,
si no sanas hoy, sanarás mañana.

Para curar la ictericia, mi abuela Dolores en Val de San Lorenzo recitaba la siguiente plegaria:

A verte vengo, manrubio,
antes de que salga el sol,
que me quites la (ic) tericia
y me vuelvas el color ... (ver texto completo)
En la comarca de Maragatería se cuenta que el tío Barrigas –anciano sin hijos y con la mujer enferma, a la que procuraba socorrer con caldos de gallina– un día, después de hacerle el caldo a su esposa, vio que la carne de gallina había desparecido. Esto se repitió varios días, hasta que una noche oyó un ruido misterioso dentro de la casa. Se puso al lado de la gatera, tapando el orificio con un saco y logrando, de esta manera, atrapar un gato negro. Lo estaba golpeando contra el suelo cuando desde ... (ver texto completo)
Otros objetos que han servido de protección contra el mal de ojo han sido fragmentos de altar de iglesia o de monumentos antiguos.

No sólo son de tipo religioso los objetos empleados contra este maleficio; también los encontramos de tipo profano, como la higa, que es posiblemente el amuleto profano más extendido. Parece ser que este amuleto ya era utilizado en el mundo fenicio. La higa reproduce una mano en diferentes posturas, siendo la más frecuente aquella que representa una mano cerrada y ... (ver texto completo)
El caminante, al que debemos suponer familiarizado con el rito, debía saltar por encima del niño y así quedaría curado. En San Pedro Bercianos, en la comarca del Páramo, se recogía hinojo con este fin (4).

Otro método empleado consistía en llevar al niño junto al horno donde se cocía el pan. Se contaban los panes que estaban dentro del horno y se lanzaba el mismo número de habas dentro. Después se acercaba el niño a la boca del horno el mismo número de veces, y a la vez se pronunciaba este conjuro:

Aire ... (ver texto completo)
La "y" también divorcia a Europa
Relaciones los pueblos de España ordenadas por Fel...
El máximo esplendor del Reino de León
O galego histórico do Bierzo
El último pueblo de Europa
El lobo de San Froilán
Iniciación a la lucha leonesa
Informe sobre a fronteira da lingua galega no Bier...
La canción asturiana nel espaciu y nel tiempu
La leyenda del lago de Sanabria ... (ver texto completo)
ami pueblo
¿Y porqué lloras mi publo
no te es suficiente tus inmensas
llanuras, montañas y rios?.

¿Porqué lloras,
Acaso no tienes todas las riquezas del
planeta para dar...... y el universo proclama
por ti.....?
... (ver texto completo)
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•Pasear a los novios por el pueblo y los alrededores atados y subidos entre las pernias en un carro tirado por un macho bureño (de burro).

•Obligarles a entrar vestidos en las aguas del río, que en invierno presentan temperaturas muy bajas.

•Pasearles por las eras, que era el lugar de la localidad donde todos los vecinos realizan algunos trabajos agrícolas como aquellos relacionados con la recogida de la cosecha, metidos en sacos.

•Impedirles dormir durante varias noches.

•Arrojarles ... (ver texto completo)
•Divertidos y serios.

•Populares y señoriales.

•Rítmicos y abiertos, es decir esquemáticos e improvisados.

•Peculiares.

•Entretenidos e interminables.

La madrina de la boda es quien lo abre y en los bailes que está presente es la mujer que ocupa el primer lugar, aunque si tiene que faltar por causas de fuerza mayor la sustituye la moza del caldo. Este baile es muy importante, ya que es juzgado celosamente por todos los mozos no convidaos a la boda y por los forasteros. Por eso, como se dice en estas tierras, hay que ajustar un buen tamboritero.

Durante este baile se toca y canta LA PEREGRINA, himno dentro de La Maragatería, que cuenta una historia de amor de un hombre hacia una romera y que está muy unida a las aventuras medievales del Camino de Santiago. También se interpretan y bailan otras piezas típicas de la comarca como LA ENTRADILLA, LA DULZAINA, LAS CINTAS O LA CABRILESA.

El mayor desprecio que se puede hacer a una moza durante el baile es cortarlo, es decir, seguir el orden establecido en la anterior canción en la fila de los hombres cuando a uno le toca bailar con esa moza, ya que los hombres y las mujeres bailan en dos filas distintas haciendo un corro compuesto de un círculo exterior, en el que están los hombres, y otro interior, en el que están las mujeres, respectivamente.

Los hombres, al inicio de cada baile y en los cambios de ritmo, hacen una zapateta, que consiste en dar una vuelta elevándose por el aire y sacando los pies hacia fuera, y las mujeres dan una vuelta sobre sí mismas en el suelo.

Al anochecer y acabado este baile los novios, padrinos, padres y todos los familiares mayores de edad vuelven a la casa de la boda para cenar, aunque también puede ocurrir que el baile continúe hasta altas horas de la madrugada si hay clientela mientras los mozos se organizan en grupos para cenar.

Esta cena suele consistir en patatas con carne y unos granos de arroz, aunque en algunos maragatos no perdonan la costumbre de tomar sopas de ajo o de pote ni el mismo día de la boda de su hija. Aunque el menú puede variar según la localidad, por lo que también se puede tomar carne cocida de res con sal o pescado, esto último en aquellas localidades con tradición de pescaderos, sobre todo en Madrid y que puede ser cocido o freído.

LA TORNEBODA O TORNABODA

Se compone de estos momentos:

Fechorías del tálamo

El día de la torneboda empieza al finalizar la cena de todos los invitados, nunca antes de la medianoche. Los mozos pretenden que los novios no puedan tener intimidad durante su noche de bodas, por lo que procuran seguirlos después del baile, para saber en todo momento donde están, siendo importante saber cuál será su habitación (tálamo), ya que los rumores sobre su localización son varios, pero siempre el lugar está en alguna casa de la localidad.

Una vez que los novios ya están en sus aposentos para pasar la velada y los mozos les localizan, se les hacen todo tipo de faenas para que no puedan dormir:

•Sacarlos de la cama en paños menores.

•Hacerles comer y beber de todo.

•La costumbre de la gallina asada (dar de comer una gallina asada gorda por parte de la juventud de la boda a estos, para ello cuando ya se sabe con certeza cuál es la habitación de los novios, se llama a la puerta para que estos abran, aunque si después de intentarlo varias veces estos no lo hacen los jóvenes pueden entrar de diversas formas con gran algarabía -tirar la puerta abajo o violentarla, por la ventana o por el techo-).

•Realizar el juego de meterse en el tálamo, para que cuando los novios estén entre las sábanas levantar el somier fuertemente para que estos caigan al tablao (suelo), normalmente de castaño.

•Tocar cencerros y campanillas a la puerta repetitivamente hasta altas horas de la madrugada,

Después de cantar por segunda vez los gallos en el corral, la cuadrilla se desintegra para dormir cada uno como puede y lo que les permita el ritmo de la fiesta.

La chocolatada del corral

El chocolate es preparado en la caldera grande de cobre, usando las ramalleras (cadenas que la sujetan) sobre la poza-lumbre (cocina típica de leña). Cuando ya está bien espeso y humeante se coloca en medio del patio colgado de una viga, poniéndolo a una altura cómoda para que todos se puedan servir sin problemas.

Misa

La pasada con tamboril

Después de la misa todos los asistentes recorren las calles de la localidad, sin que el tamboritero deje de tocar en ningún momento. Si en alguna casa hay una buena moza, rápidamente se improvisa un baile.

En las casas de familiares y convidaos se para a fin de tomar dulces y vino dulce en el cuarto grande. Los más entonaos (los que llevan una mayor borrachera) vigilan la botella de aguardiente, normalmente orujo, durante toda la ronda, en la que van echando un par de parvas (tragos) en cada casa. Durante la pasada (ronda) se pide pa los novios todo tipo de comida y utensilios para el ajuar (patatas, gallinas, chorizos, tocino, pan y algunos objetos), esto lo organiza el mozo del caldo.

Con la comitiva van dos filas de mozos, que portan botijos y cántaros de vino para ir invitando a todos los vecinos que salen a su encuentro. Al final del desfile y antes de dar comienzo el baile antes de la casa de la novia, los mozos de fuera de la boda tienen que invitar obligatoriamente a los mozos de la misma a algún vino y tentempié.

Comida

Es abundante, sabrosa y natural, no se puede andar con remilgos ni ruindades.. Consiste en:

•Una menestra maragata, con las mejores verduras de la huerta.

•Grandes tarteradas de pollo de corral bien preparao (preparado), bien puñao (cantidad suficiente para satisfacer el hambre de todos los asistentes) y bien condimentao (codimentado) al modo de la tierra.

•Asao (asado) al horno de pan, de cordero cancín, que suele ser la mejor cabeza del rebaño.

La comida de la torneboda la sirven los novios, ayudados por los mozos y mozas de la boda. Todos estos comerán luego juntos. El banquete es: lento y pausado (se dicen numerosos dichos y se cantan numerosas canciones) y acaba al final de la tarde.

Firma de la dote o deje

Inmediatamente después de la comida se firma la dote con los padres de ambos novios, estando presentes sólo los familiares más próximos. La dote comprende:

•Un arca de traje maragato, con sus correspondientes prendas.

•Una cama de matrimonio.

•Una mesa tocinera, donde se realiza la matanza.

•Una carreta (carro).

•Un buen macho y algún arroto (otro macho algo peor) de buey para tirar el carro y algunas labores agrícolas.

Baile de la torneboda

Se realiza por la tarde, es más tranquilo que el del día anterior y constituye el momento de las despedidas y consejos, aunque los de los pueblos más lejanos esperan al día siguiente por la mañana, para evitar que el lobo les sorprenda por la noche, sobre todo si es ivierno (invierno).

PAGAR LAS CINTAS

Es semejante a la costumbre de pagar el piso, aunque diferente en tiempo y cuestión. Esta denominación hace referencia a la unión hombre-mujer, permitida por una colectividad a otra, y a la importancia de la mujer como ser reproductor. A ella asisten únicamente mozos y hombres casaos, aparte de los recién casados, esto es representativo del poder y status elevado del hombre dentro de la antigua sociedad maragata.

Se celebra normalmente el domingo siguiente a la boda, aunque si esta última se celebra en verano, época en la que se acumula el trabajo por la recogida de la cosecha, este rito se retrasa pal (para el) invierno, juntándose muchas veces varias parejas para celebrarlo. La cena, preparada y servida por la cantinera, se compone de cabrito asao o cordero común al horno, aunque en algunas localidades la res se saca en chuletas, que son fritas con manteca en la sartén de patas o se preparan al borrallo de pastor.

Por lo general nadie se opone a responder a este impuesto de carácter socio-vecinal, porque su querida esposa tiene mucho más valor que el que pueda costar la más cara cena del pago de las cintas. Es más, para todo mozo maragato es un orgullo ancestral consumar el matrimonio con este rito.

2.2. LA CENCERRADA

Si uno o ambos contrayentes son viudos a la boda se la llama así. La boda se celebra de noche, y con frecuencia de madrugada, para que nadie se entere de la misma. Aunque los mozos que están a todas, organizan una sonora cencerrada de viudos con palos, cencerros, calderas (recipientes de cobre que se colgaban de unas cadenas sobre las ascuas de la cocina para hacer la comida), campanillas, potas y carracones cuando los novios están de vuelta en casa.

De estas bodas se cuentan muchas fechorías de los mozos, pudiendo llegar al en ... (ver texto completo)
TU LUZ YEGO A MI

Autor:

constante manuel fernandez gonzalez (tino fernandez)

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LA noche cautiva mi mente
los grandes enigmas cautivos en mi ... (ver texto completo)