Para los días de nube se inventaron los
bares, y para los días de sol el
río, aunque ya nadie vaya a bañarse. ¿A Sahagún a la
piscina? ¡Yo me quedo en el río...!
Qué tiempos aquellos de los masajes sensuales en el río, cuando nos empezaron a salir granos en la cara y ya nos picaba...