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Había una vez un Presidente de Gobierno “demócrata” que quería ir de pesca. Llamó al Jefe del servicio meteorológico y le preguntó el estado del tiempo para el fin de semana. Éste lo tranquilizó diciéndole que podía ir tranquilo pues no llovería.
Como la querida del Presidente vivía cerca de donde éste iría, se vistió con sus mejores galas.
Ya en camino se encontró con un campesino montado en su burro quien al ver al Presidente le dijo: ¡Señor es mejor que vuelva pues va a llover muchísimo!.
Por supuesto el Presidente siguió su camino pensando: ¿Que sabrá este tipo si tengo un especialista muy bien pagado que me dijo lo contrario?. Mejor sigo adelante.
Y así lo hizo y, por supuesto llovió torrencialmente. El Presidente se empapó y la querida se rió de él al verlo en ese estado.
Furioso volvió a la sede del gobierno y ordeno despedir al funcionario Jefe del servicio meteorológico. Al mismo tiempo mandó llamar al campesino y le ofreció el puesto, pero éste le dijo:! Señor Presidente, yo no entiendo nada de eso, pero si las orejas de mi borrico están caídas quiere decir que lloverá!.
Entonces el Presiente “demócrata” contrató al burro.
Así comenzó la costumbre de contratar burros a dedo, que desde entonces tienen los puestos mejor remunerados en los distintos organismos de la administración.
Así nos va.
Como la querida del Presidente vivía cerca de donde éste iría, se vistió con sus mejores galas.
Ya en camino se encontró con un campesino montado en su burro quien al ver al Presidente le dijo: ¡Señor es mejor que vuelva pues va a llover muchísimo!.
Por supuesto el Presidente siguió su camino pensando: ¿Que sabrá este tipo si tengo un especialista muy bien pagado que me dijo lo contrario?. Mejor sigo adelante.
Y así lo hizo y, por supuesto llovió torrencialmente. El Presidente se empapó y la querida se rió de él al verlo en ese estado.
Furioso volvió a la sede del gobierno y ordeno despedir al funcionario Jefe del servicio meteorológico. Al mismo tiempo mandó llamar al campesino y le ofreció el puesto, pero éste le dijo:! Señor Presidente, yo no entiendo nada de eso, pero si las orejas de mi borrico están caídas quiere decir que lloverá!.
Entonces el Presiente “demócrata” contrató al burro.
Así comenzó la costumbre de contratar burros a dedo, que desde entonces tienen los puestos mejor remunerados en los distintos organismos de la administración.
Así nos va.