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Caboalles, década de los 60:
Cuando el minero se acercaba al cementerio - que era paso obligado para ir a su casa de Las Cascarinas - un largo alarido rasgó la noche.
¡Aaaaaaahhhhh! El grito procedia del interior del cementerio.
En la soledad de la madrugada, el minero no pudo evitar un escalofrio. Él, era una persona curtida en muchas batallas, pero aun así, sintió como se le erizaba el vello en brazos y nuca. Le vinieron a la mente historias escuchadas en la niñez, historias de apariciones y fantasmas, de espiritus que quieren volver a sus cuerpos, de almas que vagan errantes sin encontrar la paz, de hechos que ocurren mas alla de la muerte y que no sabremos nunca.
Estaba el minero en estas elucubraciones cuando un agudo chirrido interrumpio sus pensamientos. La puerta del cementerio se abria lentamente, y del interior, iluminada debilmente por la Luna, surgía una sombra con forma humana y pasos lentos. Vestía correctamente con traje y corbata, aunque la americana, cortada an dos partes por la espalda, dejaba al descubierto la camisa blanca. Despues de unos segundos en los que parecia orientarse, comenzó a caminar campo a traves en direción a las escuelas y se perdió en la oscuridad.
En la lejania se escuchaban algunos truenos apagados, todo lo demás era silencio.
Cuando el minero se acercaba al cementerio - que era paso obligado para ir a su casa de Las Cascarinas - un largo alarido rasgó la noche.
¡Aaaaaaahhhhh! El grito procedia del interior del cementerio.
En la soledad de la madrugada, el minero no pudo evitar un escalofrio. Él, era una persona curtida en muchas batallas, pero aun así, sintió como se le erizaba el vello en brazos y nuca. Le vinieron a la mente historias escuchadas en la niñez, historias de apariciones y fantasmas, de espiritus que quieren volver a sus cuerpos, de almas que vagan errantes sin encontrar la paz, de hechos que ocurren mas alla de la muerte y que no sabremos nunca.
Estaba el minero en estas elucubraciones cuando un agudo chirrido interrumpio sus pensamientos. La puerta del cementerio se abria lentamente, y del interior, iluminada debilmente por la Luna, surgía una sombra con forma humana y pasos lentos. Vestía correctamente con traje y corbata, aunque la americana, cortada an dos partes por la espalda, dejaba al descubierto la camisa blanca. Despues de unos segundos en los que parecia orientarse, comenzó a caminar campo a traves en direción a las escuelas y se perdió en la oscuridad.
En la lejania se escuchaban algunos truenos apagados, todo lo demás era silencio.