Cuando me jubilé, hace de esto casi tres años, pasé de ser un trabajador ejemplar a convertirme en un vago total. Lo que mas me apetece, es estar tumbado a la bartola, y si es posible con una cerveza al alcance de la mano.
Naturalmente me impongo una cierta disciplina, y aunque sea haciendo de tripas corazón, participo en varias actividades, algunas por iniciativa propia, y otras, la mayoria, por iniciativa de mi mujer, que insiste una y otra y otra vez, lo que se dice - hablando en castellano viejo - como una mosca cojonera. Al final, por no escuchar la cantinela, me veo asistiendo a cursillos, charlas reuniones, etc. Algunos pintorescos, como la última charla a la que asistí: " La sexualidad a los setenta ". Donde la conferenciante era una octogenaria, que hablaba de sexo sin ningún tipo de inhibición ni recato. En fin, todo sea por la convivencia.
Saludos.
Naturalmente me impongo una cierta disciplina, y aunque sea haciendo de tripas corazón, participo en varias actividades, algunas por iniciativa propia, y otras, la mayoria, por iniciativa de mi mujer, que insiste una y otra y otra vez, lo que se dice - hablando en castellano viejo - como una mosca cojonera. Al final, por no escuchar la cantinela, me veo asistiendo a cursillos, charlas reuniones, etc. Algunos pintorescos, como la última charla a la que asistí: " La sexualidad a los setenta ". Donde la conferenciante era una octogenaria, que hablaba de sexo sin ningún tipo de inhibición ni recato. En fin, todo sea por la convivencia.
Saludos.