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CABOALLES DE ARRIBA: Durante algunos minutos, el enterrador permaneció mirando...

Durante algunos minutos, el enterrador permaneció mirando hipnotizado la tumba expoliada; no daba crédito a lo que veía, la escena era mas propia de una pelicula de terror o una novela de misterio, pero era real, muy real.
El difunto, ahora desaparecido, era un joven inmigrante portugués que había sufrido un accidente en El Carraspal la semana anterior. El enterrador lo conocia, no tenian gran amistad pero habian coincidido en varias ocasiones en el Bar Negro o por casa de Arsenio, incluso en una ocasión habia tenido que poner paz, cuando el joven estaba a punto de llegar a las manos con Pedron por una cuenta que uno decía que había pagado y otro decia que no había cobrado.
Sabía que solo hacía unos meses que había llegado a Caboalles, que estaba soltero y que se hospedaba en una casa particular del pico del pueblo, a partir de ahi el misterio...
Mientras se reponia de la sorpresa, el enterrador meditaba sobre lo que debía hacer a continuación. Sopesaba varias opciones: Dar parte a la Guardia Civil, avisar primero a la autoridad local, que por aquel entonces era Pedro de Aguedina, que ejercia como alcalde pedaneo ó bien contarselo a Don Andres como autoridad eclesiastica y que había oficiado el sepelio. Cualquiera de las tres parecía correcta y sin duda lo liberaba de responsabilidades. Sin embargo, después de pensarlo detenidamente rechazó las tres. Analizando el caso, llegó a la conclusión de que él era el único testigo del suceso, porque el vecino de Las Cascarinas que le había relatado lo del grito y la sombra que vió salir del cementerio durante la noche, no sabía nada de lo que había ocurrido dentro y en los dos dias que habian transcurrido, tenía la seguridad de que nadie habia entrado en el recinto.
Decidio que nadie mas tenia que saberlo. Recompuso la tapa del ataud y volvió a cubrirlo con tierra. De este modo se cerró el caso del que nunca tuvieron noticia los vecinos de Caboalles. La sencilla cruz de madera siguió presidiendo durante años una tumba vacia.