UN POCO DE HISTORIA, PARA CELEBRAR LA FINALIZACIÓN DEL ESTADO DE ALARMA.
El origen de la expresión ‘Te voy a poner mirando pa’ Cuenca’
A qué nos referimos cuando decimos “Te voy a poner mirando pa’ Cuenca”
Es una de las expresiones de nuestro idioma más conocidas, sin embargo, puede que nunca la hayas escuchado o no sepas demasiado bien a qué se refiere la gente cuando lo dice.
De hecho, hay que echar mucho la vista atrás para saber que la expresión tiene un antiguo origen que se sitúa nada menos que durante el reinado de Felipe El Hermoso y Juana I de Castilla.
Parece que el origen de esta expresión SEXUAL está muy ligada al reinado de este mujeriego monarca. A pesar de su apodo, Felipe no era demasiado hermoso, no obstante, parece que eso no importaba por el número de encuentros sexuales que tuvo a lo largo de su vida.
Su mujer, Juana I de Castilla, ha paso a la historia también por otro sobrenombre, el de “Juana la Loca”. Según la leyenda, la reina enloqueció debido a los celos que le producían los continuos desplantes de su fogoso esposo.
Sea como fuere, lo cierto es que Felipe no dudaba en serle infiel a su mujer con quien se cruzaba en su camino. En los años en que reinaban ambos, la corte de Castilla tenía su sede en la ciudad de Toledo. Gracias a la privilegiada situación de la ciudad, justo en el centro de la península, el rey decidió levantar una torre de astronomía para poder observar desde la misma todas las ciudades de su reino.
La excusa de la torre como origen del dicho “Te voy a poner mirando pa’ Cuenca”
Aunque el origen de la torre era en principio el que había dicho el monarca, cuando vio la oportunidad de tener un lugar privado y privilegiado del que podía disfrutar a solas cuando quisiera, decidió darle otros usos menos científicos y estratégicos. Fue justo allí donde subía a todas sus amantes para poder justificar su larga ausencia ante su esposa.
Como regodeándose, al resto de la Corte, siempre le decía “Voy a ponerla mirando a Cuenca”. En teoría, era eso justo lo que hacía, pero, en sentido estricto, lo cierto es que los usos eran más sexuales que de otra índole. Por ello, la expresión se fue extendiendo de tal modo hasta llegar a nuestros días.
De hecho, muchos de los guardias eran conquenses, por lo que la expresión cobraba aún un mayor sentido con respecto a su origen. El uso no tardó en correr de un sitio a otro como el que enciende una mecha. Tanto, que a día de hoy, después de varios siglos, la seguimos usando en nuestro idioma de forma prácticamente literal.
El origen de la expresión ‘Te voy a poner mirando pa’ Cuenca’
A qué nos referimos cuando decimos “Te voy a poner mirando pa’ Cuenca”
Es una de las expresiones de nuestro idioma más conocidas, sin embargo, puede que nunca la hayas escuchado o no sepas demasiado bien a qué se refiere la gente cuando lo dice.
De hecho, hay que echar mucho la vista atrás para saber que la expresión tiene un antiguo origen que se sitúa nada menos que durante el reinado de Felipe El Hermoso y Juana I de Castilla.
Parece que el origen de esta expresión SEXUAL está muy ligada al reinado de este mujeriego monarca. A pesar de su apodo, Felipe no era demasiado hermoso, no obstante, parece que eso no importaba por el número de encuentros sexuales que tuvo a lo largo de su vida.
Su mujer, Juana I de Castilla, ha paso a la historia también por otro sobrenombre, el de “Juana la Loca”. Según la leyenda, la reina enloqueció debido a los celos que le producían los continuos desplantes de su fogoso esposo.
Sea como fuere, lo cierto es que Felipe no dudaba en serle infiel a su mujer con quien se cruzaba en su camino. En los años en que reinaban ambos, la corte de Castilla tenía su sede en la ciudad de Toledo. Gracias a la privilegiada situación de la ciudad, justo en el centro de la península, el rey decidió levantar una torre de astronomía para poder observar desde la misma todas las ciudades de su reino.
La excusa de la torre como origen del dicho “Te voy a poner mirando pa’ Cuenca”
Aunque el origen de la torre era en principio el que había dicho el monarca, cuando vio la oportunidad de tener un lugar privado y privilegiado del que podía disfrutar a solas cuando quisiera, decidió darle otros usos menos científicos y estratégicos. Fue justo allí donde subía a todas sus amantes para poder justificar su larga ausencia ante su esposa.
Como regodeándose, al resto de la Corte, siempre le decía “Voy a ponerla mirando a Cuenca”. En teoría, era eso justo lo que hacía, pero, en sentido estricto, lo cierto es que los usos eran más sexuales que de otra índole. Por ello, la expresión se fue extendiendo de tal modo hasta llegar a nuestros días.
De hecho, muchos de los guardias eran conquenses, por lo que la expresión cobraba aún un mayor sentido con respecto a su origen. El uso no tardó en correr de un sitio a otro como el que enciende una mecha. Tanto, que a día de hoy, después de varios siglos, la seguimos usando en nuestro idioma de forma prácticamente literal.