Hay lugares olvidados
en los que llueve muerte y miedo
donde las aves
hace tiempo dejaron de volar
y ahora solo lo hacen
pájaros de acero
con olor a destrucción
y colores de olvido.
Racimos de bombas
son sus indeseables regalos
misiles lanzados
desde la distancia indecente
que oculta sus rostros
sobre un pueblo
que grita su soledad
y abandono
mientras el “mundo civilizado”
se reúne para decidir nada
y seguir sentados a sus redondas mesas
ausentes de dolor y miseria.
El hombre contra el hombre
por interés económicos
por simple avaricia
o tan solo por la aniquilación
del diferente
del que no piensa como yo pienso
del que no actúa como yo actúo
del que no cree en lo que yo creo…
Las televisiones y periódicos
nos muestran
imágenes de guerra y destrucción
padres abrazados a los cuerpos inertes
de sus hijos
niños que seguro un día lo fueron
pero que jamás recuperarán la infancia
perdida
madres como ausentes rotas de dolor
cuerpos desmembrados, miradas vacías
gritos, llantos, explosiones…
y el silencio que queda tras la incomprensión.
¿Quién nos robó la inocencia?
¿En qué momento nos dejamos convencer
con mentiras y engaños
con cantos de sirenas
que nosotros éramos mejores que ellos
que teníamos más derechos por haber nacido
donde nacemos
que no debemos dejarles llegar
para que molesten
nuestro “estado de bienestar”?
Préstales tu voz a los olvidados
no cierres los ojos ante la indecencia
que nos rodea
no apartes la mirada ante la injusticia
y la sinrazón
que los que nos gobiernan intentan ocultar
como auténticos profesionales del artificio
tan solo son trileros
a los que se les ha descubierto
su falso juego.
José Manuel Contreras
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