Te aseguro Miguel que aquí nadie fuma...........
Se me hace extraña esta perceptiva, siempre fue de sur a norte..... incluso desde el Carbaín de Andarraso. Pero pa este lao, no tenias donde "asomarte".
Por la izquierda hacia Castro y Riello….... por la derecha (de la foto, claro) al pueblo de la MAMG.... y otros, hasta El Cueto, después de pasar por Folloso, y ya puestos, acercarse a Rosales y al final bajar pal Castillo y desde aquí, dando la razón al agua, se puede volver a Riello, pasando por Guisatecha y Pandorado. Nosotros tenemos menos liao lo de la carretera...... empieza en un lao y termina en el otro.
Por el otro lao del rió, se conoce que fueron mas independientes; cada uno puso el pueblo donde quiso, pero ahora ves un pueblo "ahí enfrente" y pa llegar a el ties que bajar otra vez al Castillo...... o cambiar de valle, que no es cosa nimia....... ¡tenemos que hacer una "via intervalles"!...... o algo así.
El valle ese pequeñin, que se ve hacia la derecha baja hasta el "Carbonero", justo enfrente donde muere ese "brazo" que viene del pueblo de la "ñ", que se llama el Corniello (si no recuerdo mal) que seguro que Miguel sacaría alguna "construcción" rara de por ahí.... con ese nombre tiene que goler a romano entodabia.
Y de telón de fondo el Pazconero, aunque ahora poco tiene pa pacer, mas bien se lo pacen a el las escobas. Es la entrada natural del pueblo al monte y viceversa, una vez cruzado el rió por “las puentes”; léase dos chopos cruzados de parte a parte, secos y carcomidos por el sol, la helada, el agua y las alpargatas de quien, no sin cierto respeto, no le quedaba otra que pasar. Los rapaces perdíamos el vértigo, pero cierto miedo por la insistencia de las madres, nunca; “…... ¡ay dios mío! ese rapá cae un día de la puente embajo….”. Madres al fin.
Cuantas veceras de vacas y de ovejas partían o terminaban ahí, en esa gran campa de hierba. Se fue quedando sin vecera, las veceras sin pastores y el campar sin ambos;
cuando en los pueblos de la Lomba y en Omaña toda, la sangría de sus gentes resultaba inapelable. Se dejaron de escuchar las cencerras y los esquilones, mientras triscaban unas farraspinas antes de subir la cuesta de nuevo…….. para mañana.
Pero a algunos, se nos quedo grabado, en esas entretelas difusas, que van desde el alma al cerebro, la estampa del ganao pastando manso, parado sobre toda la superficie del campar. En esa hora especial, de los meses de Agosto y Setiembre donde, desde la sombra temprana de la puesta de sol tras el Cueto, hasta que se despedía de Irian, se producía una quietud mágica, especial. Se mezclaba ese olor inconfundible y difícil de explicar, de tierra y monte refrescado por la sombra, después de un día de fuerte sol y el sonido casi en off, de las cencerras…….. algún bramido…….. o los cabreos del perro para que se fueran acercando hacia “las puentes”. Y el pastor, ahora que el astro le dejaba abrir los ojos con comodidad; medio tumbado, medio apoyado sobre un codo, observaba el “otro lao” con ganas de quedarse allí hasta otro día, y no emprender la cuesta arriba. Seria un cuadro difícil de pintar.
Si cogemos por la izquierda, justo en la esquina de la foto, un poco mas arriba subiendo por el arroyo, al pie del antiguo camino-carretera (no había otra) de Andarraso, tenemos la fuente del Sistiadero. No voy a discutir la pureza, sabor y frialdad de otras aguas y otras fuentes; hay muchas y muy buenas, pero esta es de nota. Y sino que le pregunten a B. M. que metió los pies en el rió (pa probar temperatura) justo por debajo de donde desemboca al rió Negro. Cría unos insuperables berros nacidos entre el agua, que sale como con prisa por cruzar el camino.
Para abajo, hacia Inicio, pasando antes por la mina “El Medico” (apenas 5 minutos) al lado de abajo del camino, entre piedras del desmonte; de rapaz lleve un gran susto con un tejon que se le ocurrió salir de la madriguera (lo que seria la boca mina, apenas una rendija) justo cuando yo, relajadamente contemplaba el paisaje; la cosa se equilibro con el susto que llevo el........ eso si.
Vamos para el otro lao, camino arriba....... pero con otra foto.
Se me hace extraña esta perceptiva, siempre fue de sur a norte..... incluso desde el Carbaín de Andarraso. Pero pa este lao, no tenias donde "asomarte".
Por la izquierda hacia Castro y Riello….... por la derecha (de la foto, claro) al pueblo de la MAMG.... y otros, hasta El Cueto, después de pasar por Folloso, y ya puestos, acercarse a Rosales y al final bajar pal Castillo y desde aquí, dando la razón al agua, se puede volver a Riello, pasando por Guisatecha y Pandorado. Nosotros tenemos menos liao lo de la carretera...... empieza en un lao y termina en el otro.
Por el otro lao del rió, se conoce que fueron mas independientes; cada uno puso el pueblo donde quiso, pero ahora ves un pueblo "ahí enfrente" y pa llegar a el ties que bajar otra vez al Castillo...... o cambiar de valle, que no es cosa nimia....... ¡tenemos que hacer una "via intervalles"!...... o algo así.
El valle ese pequeñin, que se ve hacia la derecha baja hasta el "Carbonero", justo enfrente donde muere ese "brazo" que viene del pueblo de la "ñ", que se llama el Corniello (si no recuerdo mal) que seguro que Miguel sacaría alguna "construcción" rara de por ahí.... con ese nombre tiene que goler a romano entodabia.
Y de telón de fondo el Pazconero, aunque ahora poco tiene pa pacer, mas bien se lo pacen a el las escobas. Es la entrada natural del pueblo al monte y viceversa, una vez cruzado el rió por “las puentes”; léase dos chopos cruzados de parte a parte, secos y carcomidos por el sol, la helada, el agua y las alpargatas de quien, no sin cierto respeto, no le quedaba otra que pasar. Los rapaces perdíamos el vértigo, pero cierto miedo por la insistencia de las madres, nunca; “…... ¡ay dios mío! ese rapá cae un día de la puente embajo….”. Madres al fin.
Cuantas veceras de vacas y de ovejas partían o terminaban ahí, en esa gran campa de hierba. Se fue quedando sin vecera, las veceras sin pastores y el campar sin ambos;
cuando en los pueblos de la Lomba y en Omaña toda, la sangría de sus gentes resultaba inapelable. Se dejaron de escuchar las cencerras y los esquilones, mientras triscaban unas farraspinas antes de subir la cuesta de nuevo…….. para mañana.
Pero a algunos, se nos quedo grabado, en esas entretelas difusas, que van desde el alma al cerebro, la estampa del ganao pastando manso, parado sobre toda la superficie del campar. En esa hora especial, de los meses de Agosto y Setiembre donde, desde la sombra temprana de la puesta de sol tras el Cueto, hasta que se despedía de Irian, se producía una quietud mágica, especial. Se mezclaba ese olor inconfundible y difícil de explicar, de tierra y monte refrescado por la sombra, después de un día de fuerte sol y el sonido casi en off, de las cencerras…….. algún bramido…….. o los cabreos del perro para que se fueran acercando hacia “las puentes”. Y el pastor, ahora que el astro le dejaba abrir los ojos con comodidad; medio tumbado, medio apoyado sobre un codo, observaba el “otro lao” con ganas de quedarse allí hasta otro día, y no emprender la cuesta arriba. Seria un cuadro difícil de pintar.
Si cogemos por la izquierda, justo en la esquina de la foto, un poco mas arriba subiendo por el arroyo, al pie del antiguo camino-carretera (no había otra) de Andarraso, tenemos la fuente del Sistiadero. No voy a discutir la pureza, sabor y frialdad de otras aguas y otras fuentes; hay muchas y muy buenas, pero esta es de nota. Y sino que le pregunten a B. M. que metió los pies en el rió (pa probar temperatura) justo por debajo de donde desemboca al rió Negro. Cría unos insuperables berros nacidos entre el agua, que sale como con prisa por cruzar el camino.
Para abajo, hacia Inicio, pasando antes por la mina “El Medico” (apenas 5 minutos) al lado de abajo del camino, entre piedras del desmonte; de rapaz lleve un gran susto con un tejon que se le ocurrió salir de la madriguera (lo que seria la boca mina, apenas una rendija) justo cuando yo, relajadamente contemplaba el paisaje; la cosa se equilibro con el susto que llevo el........ eso si.
Vamos para el otro lao, camino arriba....... pero con otra foto.