Eso si que es una cesta calechera como Dios manda. Voy pujar por ella. Calorías para la que se avecina.
Se me olvidaban las morcillas de Ines, las mejores del mundo entero. Al final la cesta era un talego de productos que llegarón de algunas ofrendas de devotos de la Magdalena, Quintanilla y de Garaño.