MIENTRAS las mujeres hilaban y los hombres trenzaban mimbre, se tejían historias y cuentos a la luz del fuego en el largo y puro invierno leonés. Aquellas fantasías níveas, leyendas y palabras que crepitaban en la noche como las llamas crearon un patrimonio único oral y cultural, el filandón. Lejos de morir, germinó con el paso de los años y la llegada de los tiempos modernos hasta dar vida a una espléndida generación de poetas, escritores, novelistas, ensayistas, académicos... hombres y mujeres ... (ver texto completo)