No pongas tu interés en el dinero, pero pon tu dinero a interés. Cuando se dice que el dinero no hace la felicidad se alude, evidentemente, al de los demás.
Conceder el perdón es el más alto grado de vanidad o de miedo. Nada envalentona tanto al pecador como el perdón.
Perdona siempre a los demás, nunca a ti mismo. Conceder el perdón es el más alto grado de vanidad o de miedo.