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CANALES: Carmina, estos niños de ahora no tienen la inocencia...

Buenas buenas! je eso si que eran nevadas con razón mis padres decian que a veces para ir a la escuela las paredes del camino eran de hielo.. era verdad nomás! se me ocurre de esa época alguien vio o tuvo un lobo cerca la casa?
Gracias Fueya por el estado del tiempo... y me imagino que unas fabes con morcilla o un tgeneroso cocido no vienen mal con semejante clima... un hasta pronto q me voy hacer la comida quiero hacer todo pero no puedo estar en todos lados a la vez... como es el refrán? no se puede estar en misa y tocar campanas.. algo asi...... LILIANA

Liliana, antes no sé si nevaba mas, y tenían mas escasez de comida, o había mas lobos (de dos patas, se entiende) y los pueblos eran mucho mas granjeros que ahora, pero el caso que las historias de lobos eran muchísimas.
Mi abuela contaba, que una vez se fué a arar a la Fuyosa, tempranito, y era primavera que ya no había nieve, y cuando estaba arando en la tierra que estaba rodeada de robles, cada vez que levantaba la vista veía al lobo en la punta del surco, y cuando daba la vuelta, el lobo estaba en la otra punta. Contaba que por mas piedras que le tiraba, el lobo no se iba, hasta que recordó que al subir había visto en otra tierra que quedaba por bajo a Francisco (creo que era el padre de Jamin el de Celia) y que entonces le llamó. Y que cuando Francisco le contestó, al oir la voz del hombre, el lobo se fué. Que cosas!
Podría contar mil historias de estas, pero no os quiero aburrir. Sólo deciros que yo si he visto un lobo. Allá por los 80, durante las vacaciones de Navidad. Yo volvía ya de noche, de Canales a Candanedo, conduciendo sóla. En la Collada, ya bajando cerca de Olleros en la curva, por la parte que quedaba a mi izquierda, le enfoqué con los faros, y supe que era un lobo, porque su mirada me produjo un escalofrio.
Bueno, por hoy ya basta de lobos.
Hasta luego Carmina R.

Jajaja, esta historia del lobo de la Fuyosa, se la conté a mi nieto en forma de cuento, con nombres de las vacas, etc.
Y ahora cuando me lo llevo a dormir, le pregunto que si le cuento un cuento, y me dice: ¡Si, el de la tatarabuela Sinda!
Y cuando cambio algún nombre o algo, el me corrige.
Carmina R.

Carmina, estos niños de ahora no tienen la inocencia que teníamos nosotros, tienen una memoria que no les puedes engañar, es otra generacion.
Emilio