Un dueño de una parcela tenía de empleado a un hombre para que le ayudara en sus cosas. El problema del dueño de la parcela es que era tacaño. Como era tacaño se le ocurrió darle al trabajador las tres comidas del día en la mañana, de una vez. Cuando el trabajador en la mañana tomó su desayuno, llegó el patrón y le dijo que le daría el almuerzo. Cuando terminó de tomárselo, llegó nuevamente el patrón y le dijo que ahora era la cena. Cuando terminó de tomarla, el hombre se paró de la mesa y se fue. Al ver esto el patrón lo llamó y le dijo:
¡Oye! ¿Para dónde vas?
El hombre le respondió:
A mi casa cama, ya que después de comer la cena yo me acuesto.
¡Oye! ¿Para dónde vas?
El hombre le respondió:
A mi casa cama, ya que después de comer la cena yo me acuesto.
Había un tipo tan tacaño, pero tan tacaño, que prefería ponerse a ladrar en la noche que comprar un perro.
Era una vez un señor tan tacaño, exageradamente tacaño que no se paraba en el sol por no dar sombra
Amigo, ¿Puedes guardarme un secreto?-
-Sí-
-Necesito 5.000 dolares-
-Como si no me hubieses dicho nada-
-Sí-
-Necesito 5.000 dolares-
-Como si no me hubieses dicho nada-