Las madres siempre están viajando, viajan de una camisa de sus hijos a otra camisa, de un botón de chaqueta a otro.
Es mandato divino amar a quien la axistencia nos ha dado, y gran prudencia hacer feliz su destino.
Todo lo que soy o espero ser se lo debo a la angelical solicitud de mi madre.
El padre y el hijo son dos. La madre y el hijo son uno.
El amor materno un instinto que contiene el aliento de la divinidad.