CANALES: Jo, pues no sé... creo que sí, algo me suena, pero...

Viaje a donde sí se habla leonés (I)
Cabrera (Cabreira), primera estación de un recorrido por el León que aún conserva, de modo espontáneo, su romance autóctono

15/02/2010 Emilio Gancedo Fernández/ Jonatan Rodríguez Bayo

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Norberto

Durante estos últimos meses, y por razones que, la mayor parte de las veces, muy poco tienen que ver con la filología y sí mucho con la política, el tema del leonés ha sido llevado de un lado para otro, como en volandas, entre despachos políticos y titulares de prensa. Y por eso la pregunta que se impone ahora es la siguiente: ¿No sería buena cosa acudir a las -ya escasas- zonas en las que aún se habla para ver qué es y cómo es esta lengua? El Diario inicia aquí una miniserie de reportajes que se adentra, pues, en los lugares en los que sí se «fala». El primero: La Cabrera/Lla Cabreira.

- ¿Quéi tal?

-Home... ¡menos mal que se te vei el pelu!

Esto es la Cabrera, concretamente, el pueblo de La Baña. La Cabrera es una comarca de unos 900 kilómetros cuadrados ubicada en el extremo suroccidental de la provincia de León, colindante con Orense y con Zamora. Tradicionalmente se ha venido dividiendo en Cabrera Alta (que corresponde con la cuenca alta del río Eria, es decir, el municipio de Truchas); y la Cabrera Baja (valle del río Cabrera con sus afluentes, equivalente a los municipios de Benuza, Encinedo y Castrillo de Cabrera). En tiempos del Reino de León, la comarca se subdividía en tres entidades jurídicas de sugestivo nombre: Ribeira (Ribera), Llouxada (Losada) y Cabreira (Cabrera), también llamada Merindad de Peñarramiro.

La Cabrera es un territorio muy montañoso, está inscrito en pleno macizo galaico-leonés y lo enmarcan cumbres que rozan los 2.200 metros (Teleno, 2.188 metros; Peña Trevinca, 2.127; Las Portillinas, 1.956, El Morredero, 1.762...). El paisaje enlaza lo atlántico con lo interior y, pese a su gran riqueza natural, hecha de pastos, brezales, robledales y bosques de ribera, resulta de escasa rentabilidad agrícola, por lo que los cultivos de subsistencia y la diversificación componían, hasta los años setenta del pasado siglo, una presencia humana que siempre consideró muy dura la supervivencia en estos valles. El gran aislamiento geográfico y la lejanía con respecto a las grandes vías de comunicación hizo el resto, creando el mito -y el tópico- de la Cabrera como lugar apartado y atrasado (no en vano, Ramón Carnicer llamó «Donde las Hurdes se llaman Cabrera» a la obra que recoge su viaje por la comarca, editado en 1970). El centeno, las huertas, una ganadería de vacas, ovejas y cabras y hasta viñas en las laderas soleadas era el panorama que tradicionalmente podía verse aquí hasta que la despoblación, como en tantos otros lugares, vació estos pueblos, algunos de ellos casi por completo.

- ¿Fuste güei a trabayá?

-Nu... ando un poucu malu... y amás güei nu yía día d'andá pulla caleya...

Es decir, que «hoy no es día de andar por la calle», responde un paisano de La Baña a la respuesta de si fue hoy a trabajar. Las canteras de pizarra que se establecieron, sobre todo en esta localidad, han supuesto una amplia fuente de trabajo y casi el único sustituto -junto al muy incipiente turismo rural- a unas agricultura y ganadería ya meramente testimoniales. La contrapartida viene dada por la vista de laderas enteras cubiertas de restos y escombros procedentes de la extracción, tratamiento y laminado de una pizarra que, mayoritariamente, servirá para techar casas y edificios de Centroeuropa. Gallegos, portugueses, zamoranos y leoneses, y gentes de muchas otras procedencias trabajan en alrededor de catorce explotaciones. La Cabrera, junto con las comarcas vecinas de El Bierzo y la gallega de Valdeorras, conforma el primer productor de pizarra a nivel mundial.

- ¿Cúmo van los tous rapaces?

-Bien, están agora ñu colexiu, ña escuela.

Cerca de donde dos vecinos se preguntan por el trabajo, una señora le pregunta a otra por cómo marchan sus hijos. En la Cabrera se habla cabreirés. Y las gentes de estos pueblos mantienen posiciones un poco ambivalentes con respecto a su habla propia. Para unos es algo tan exclusivamente diferente y propio de cada lugar que hasta llega a recibir sólo nombres locales (en La Baña, uno de los lugares donde mejor se conserva, dicen que hablan bañés); otros, en cambio, lo explican como si fuera una mezcla de gallego y castellano, incluso «hablar mal», «hablar de pueblo» o «como antes», y le aplican nombres despectivos como «chapurriáu» o «falotas».

Pero el cabreirés no es, en realidad, ninguna mixtura de lenguas ni ningún síntoma de ignorancia. Más bien al contrario. El cabreirés es, sencillamente, leonés; y la Cabrera es una de las dos comarcas de la provincia donde mejor se conserva, por no decir que es una de las dos comarcas (la otra sería el Alto Sil), donde el leonés sigue estando vivo socialmente, donde puede oírse en la calle.

-Fuei al médicu ayeri, y yía un médicu buenu...

-Pues you ando mala d'esta pierna...

-Pa qu'andará una pulla vida, pueis namás que pa sufrir. ¡Ay Señor, cuando t'alcurdarás de mí!

Sin embargo, el cabreirés, el leonés de la Cabrera, a pesar de seguir vivo, está completamente ausente de la vida oficial e institucional. Desde el hecho de que algún presidente de junta vecinal ha querido desterrar la lengua hasta del callejero (castellanizando «Eras» por «Eiras», por ejemplo) hasta su inexistencia en espacios culturales de la comarca (casas de cultura, Museo de la Cabrera en Encinedo); ni documentos oficiales, ni clases optativas en la escuela, ni cursos, ni talleres... en ese sentido, nada de nada. Es célebre la anécdota del niño que, en clase, no entendía por qué el dibujo de ese animal nocturno que ulula aparecía al lado de la letra «L». Para él, ese ave se llama «curuxa» (la coruja de otras zonas de León) y nunca había oído lo de «lechuza».

Es decir, que el cabreirés, el leonés de esta comarca, es una verdadera joya lingüística, un tipo de patrimonio que sumar a los valores naturales, a la música (gaita de fole, y chifla y tamborín, ambos conjuntos instrumentales conviven en armonía aquí), a la arquitectura tradicional (las sugerentes casas de patín, corredor cerrado, piedra y losa, llouxa, que, inexplicablemente, están siendo destruidas y sustituidas por extraños chalets impersonales y desnaturalizados) y a las costumbres ancestrales, pero que, a diferencia de estos otros, aún no se sabe cómo dar a conocer, cómo poner en valor. Se han escrito libros (la traducción del Principito, el clásico de Saint-Exupéry, «El Prencipicu»), diccionarios (el Vocabulario de La Baña) o la nueva literatura de ficción basada en gran parte en esta variante («Epífora», «Breve hestoria d'un gamusinu», de Xosepe Vega) que se suman a los clásicos (la novela costumbrista «Entre brumas», de José Aragón, con abundantes pasajes en cabreirés) o el técnico «El habla de la Cabrera Alta» de Concha Casado... y, no obstante, todavía no se ha impuesto con plena convicción la verdad, el hecho de que falar cabreirés constituye uno de los más originales, importantes y decisivos valores sociales y culturales de esta comarca, ya que proporciona una insustituible información sobre la evolución del latín al romance, además de ser vehículo de expresión de una comunidad humana concreta que en sólo sobre el orgullo de su pasado, raíces y tradiciones, puede construir un futuro pleno y verdaderamente consciente de su lugar en el mundo.

Y con eso, «buenas ñueites, y cun un burru t´acoches siete ñueites».

Buenas tardes Emilio.
¿Que tal el Dia?
Has estado de jira o en casa

Hola M. Luisa, no hoy ha tacado quedarse en casa, pero ayer si que tuvimos comida de hermandad de la liga del Cancer y salimos, ¿y tu cómo vais todos? espero que bien

Muy Bien, hoy han estado a comer mi niño y su niña.
Ayer solitos.
No tubisteis tormenta ayer, aqui llovio muy fuerte y con muchos truenos

La tormenta fue un poco rápida y no nos estropeo el día, pero creo que mañana si que anuncian muy mal tiempo de fuertes tormentas por esta zona.
Jajaja... tu dices tu niño... ¿yo como tengo tres y un nieto pues ya no se quien mi niño....!

Para los padres, los hijos son siempre los niños. Aunque crezcan y se vallan de casa.
Despues estan los nietos que son los niños de verdad y como camelan a los abuelos ¿verdad Emilio?

El mio cumplió el día 25 de Abril los diez años y esta muy majo, y como están separados los padres pues a nosotros nos quiere con un cariño que no se puede explicar y la verdad que se me cae la baba

Je, je, veo que hoy el día va de madres, padres, hijos, nietos... no es para menos.
Emilio, no sabía que tenías un nieto. ¿Ya diez años? Qué mayor ya..!

Pues sí... y eso que me case con 33 años y ya soy abuelo, yo ya tengo los 68 y claro, el tiempo pasa que da gusto. Ah..! tengo dos hijos más

¿Que tal esta Encarna y tus hermanas?
Se vendra este año a Canales.

La ilusión la tenemos y queremos ir, todo depende de las circunstancias, en Junio queremos ir a ver a mi hijo el que tengo en Priego de Córdoba y un hermano que tiene Encarna en Sevilla y después pasar por Badajóz que tiene una tía y prima, o sea que mi jira sera como la vuelta ciclista, seguro que bajaremos por la costa hasta Murcia y despues seguiremos hacia Priego.

Eso es todo un tour de Andalucía, menudo viajecito.
Pero procura que lleguéis a tiempo para la fiesta de Canales. Seguro que os da tiempo a todo. Y aquí ya, si queréis, podéis quedaros unos días a reponer fuerzas y tomar un poco el fresco.

Yo de Andalucía conozco muy poco, pero he estado en Priego, y me parece precioso.

Susana, has visto las iglesias que tienen...! con su Barroco, son una preciosidad

Preciosas, y la Carnicería, y las calles, tan floreadas, las vistas al valle... todo precioso.
Parece mentira que esté tan alejado de todo.

Susana, supongo que también verías las fuentes del Rey con sus caños...!

Jo, pues no sé... creo que sí, algo me suena, pero ahora no caigo...
Es que fui hace ya algunos años...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
La estaba buscando en Google y he visto una foto.... la verdad es que no estoy segura de haberla visto, ahora no caigo, pero puede ser...