Corrían aires prebélicos en España. Gentes extrañas cruzaban nuestros montes y caminos.
Una madrugada, noche cerrada todavía, iban el abuelo Juan y la abuela Aurelia a la feria a El Castillo. Llevan a mercar una pareja de vacas y un ternero. A la altura de La Vega y desde la atalaya que le confiere el ir subida en el burro, la abuela divisa a lo lejos una luz:
-Juan, aparta las vacas que parece que viene un coche.
Al sacar a los animales de la carretera, el jatón, de algunos quintales de peso y juguetón como adolescente que es, la emprende con las vacas espantándolas y haciendo que estas invadan los prados de La Vega.
- ¡Virgen Santísima! ¡La hierba a punto de segarse y las vacas pisoteándola! ¡Sácalas rápido Juan! Se lamentaba la abuela.
Mientras, el abuelo corre gritando detrás del ganado: ¡Morica, fuera! ¡Fuera Garbosa! ¡Jato aquí! ¡Jato aquí!
Siguen las vacas pisoteando la hierba y el abuelo corriendo detrás de ellas: ¡Jato aquí! ¡Jato aquí!
Como una exhalación pasa a su lado una luz. Lo que pensaban que era coche resultó ser bicicleta que conducida por Patarras se dirige desde Bobia hasta Canales a trabajar en la mina.
Al llegar a la altura de las oficinas, desencajado y gritando se tira de la bicicleta: ¡Fortuño, Fortuño! ¡que me llevan los ladrones!. ¡Fortunato, que me asaltan!
Fortunato, hermano del tío Jesús, es el encargado de las calderas que dan energía a la mina.
Asustado por las voces acude a socorrer a la pobre víctima:
.-Pero ¿tú qué dices? ¿De qué estás hablando?
.-Fortunato, que me querían robar los ladrones en la Vega. Que querían llevarse la bicicleta.
.-Pero no viste a Juan y Aurelia que acaban de pasar a la feria al Castillo.
.-Yo no vi a nadie. Solo sentí que venían corriendo detrás de mí los ladrones gritándome: Alto ahí, alto ahí.
Se corre la voz, la gente se arremolina alrededor del casi asaltado e interviene la Guardia Civil.
Don Adrián, el Sargento, que residía en lo que hoy es casa de Josefa y Lolo, con buen criterio, decide esperar a que lleguen del mercado Juan y Aurelia. A la caída de la tarde llegan de la feria y son interrogados llegando a la conclusión de que lo que Patarras creía que eran ladrones lo que corrían detrás de él era el ganado perseguido por el abuelo y los gritos de: ¡Jato aquí! ¡Jato aquí! los confundió con los de ¡Alto ahí!
Fortunato, afamado componedor de coplas y canciones, siempre requerido para las fiestas del Corpus o juergas de mocedad, compuso las siguientes coplillas, que acompañadas de la música de una conocida cancioncilla política de la época dicen así:
Caminaban Juan y Aurelia, pirulí
Al Castillo con las vacas,
Y en medio de la Vega, pirulí
Se encontraron con Patarras
Ris, con ras, cataplás,
Yo tengo un tres,
Pirulís Tras-trás
Patarras enfurecido, pirulí
con gritos desgarradores,
daba voces a Fortuño, pirulí
Que me llevan los ladrones
Ris con ras, cataplas
Yo tengo un tres,
Pirulí Tras-trás
Yo no siento que me lleven, pirulí
Que siento la bicicleta,
Me costó 50 duros, pirulí
Que saqué de las ciruelas
Ris con ras, cataplas
Yo tengo un tres
Pirulí Tras-tras
……..
Hasta aquí las estrofas recuperadas. Si alguien sabe como siguen, que las cante ahora o que calle para siempre.
Juan
Una madrugada, noche cerrada todavía, iban el abuelo Juan y la abuela Aurelia a la feria a El Castillo. Llevan a mercar una pareja de vacas y un ternero. A la altura de La Vega y desde la atalaya que le confiere el ir subida en el burro, la abuela divisa a lo lejos una luz:
-Juan, aparta las vacas que parece que viene un coche.
Al sacar a los animales de la carretera, el jatón, de algunos quintales de peso y juguetón como adolescente que es, la emprende con las vacas espantándolas y haciendo que estas invadan los prados de La Vega.
- ¡Virgen Santísima! ¡La hierba a punto de segarse y las vacas pisoteándola! ¡Sácalas rápido Juan! Se lamentaba la abuela.
Mientras, el abuelo corre gritando detrás del ganado: ¡Morica, fuera! ¡Fuera Garbosa! ¡Jato aquí! ¡Jato aquí!
Siguen las vacas pisoteando la hierba y el abuelo corriendo detrás de ellas: ¡Jato aquí! ¡Jato aquí!
Como una exhalación pasa a su lado una luz. Lo que pensaban que era coche resultó ser bicicleta que conducida por Patarras se dirige desde Bobia hasta Canales a trabajar en la mina.
Al llegar a la altura de las oficinas, desencajado y gritando se tira de la bicicleta: ¡Fortuño, Fortuño! ¡que me llevan los ladrones!. ¡Fortunato, que me asaltan!
Fortunato, hermano del tío Jesús, es el encargado de las calderas que dan energía a la mina.
Asustado por las voces acude a socorrer a la pobre víctima:
.-Pero ¿tú qué dices? ¿De qué estás hablando?
.-Fortunato, que me querían robar los ladrones en la Vega. Que querían llevarse la bicicleta.
.-Pero no viste a Juan y Aurelia que acaban de pasar a la feria al Castillo.
.-Yo no vi a nadie. Solo sentí que venían corriendo detrás de mí los ladrones gritándome: Alto ahí, alto ahí.
Se corre la voz, la gente se arremolina alrededor del casi asaltado e interviene la Guardia Civil.
Don Adrián, el Sargento, que residía en lo que hoy es casa de Josefa y Lolo, con buen criterio, decide esperar a que lleguen del mercado Juan y Aurelia. A la caída de la tarde llegan de la feria y son interrogados llegando a la conclusión de que lo que Patarras creía que eran ladrones lo que corrían detrás de él era el ganado perseguido por el abuelo y los gritos de: ¡Jato aquí! ¡Jato aquí! los confundió con los de ¡Alto ahí!
Fortunato, afamado componedor de coplas y canciones, siempre requerido para las fiestas del Corpus o juergas de mocedad, compuso las siguientes coplillas, que acompañadas de la música de una conocida cancioncilla política de la época dicen así:
Caminaban Juan y Aurelia, pirulí
Al Castillo con las vacas,
Y en medio de la Vega, pirulí
Se encontraron con Patarras
Ris, con ras, cataplás,
Yo tengo un tres,
Pirulís Tras-trás
Patarras enfurecido, pirulí
con gritos desgarradores,
daba voces a Fortuño, pirulí
Que me llevan los ladrones
Ris con ras, cataplas
Yo tengo un tres,
Pirulí Tras-trás
Yo no siento que me lleven, pirulí
Que siento la bicicleta,
Me costó 50 duros, pirulí
Que saqué de las ciruelas
Ris con ras, cataplas
Yo tengo un tres
Pirulí Tras-tras
……..
Hasta aquí las estrofas recuperadas. Si alguien sabe como siguen, que las cante ahora o que calle para siempre.
Juan
Magnífico relato, es una gozada leerlo.