¡Mirale como echa humo, y luego me riñe a mi...
Te riño cariñosamente, secre, porque yo ahora padezco el mal que el humo me hizo y nunca querré que pases tú por lo que yo ahora mismo estoy atravesando.
Con los años que yo llevo fumando, seguramente estaré peor que tu. Pero te agradezco que te preocupes de mi salud y se que lo haces con cariño.
Eso no lo dudes nunca, querida secre.