El calecho como el buen vino, mejora con los años. El pregonero, de lujo. Enseguida nos trasladó al viejo cine de aquel pueblo en el que todos nacimos, haciéndonos recordar películas e historias que teníamos escondidas en esos archivos aparcados al lado de la papelera. Un homenaje al matrimonio mas lonjevo del pueblo y nombramiento como hija adoptiva de la Moza del Caleo, la dulce y entrañable Lili. Y después, pues el recital de vivencias, cuentos y anécdotas que todos tenemos guardados en ese cofre que compartimos por ser de Canales.