Que buena gente, querida Pacita. Nada más verlos, uno se da cuenta que la cara es el
espejo del alma.
Mientras tu presumes de sobrina, yo lo hago de prima y en cuanto a su
Santo, va en el mismo lote y así todo queda en
casa, afortunadamente.
Un fuerte abrazo para el caballero y dos besos fuertes para Pacita y su sobrina de este modesto admirador.