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Hoy es San Isidro.
Fue la de San Isidro una procesión grande en el pueblín. Tan grande como el día en que nuestros queridos labradores celebraban con total devoción la misa solemne, procesión y convite. Todo ello ofrecido al insigne Santo con la mayor fe y empeño del mundo.
La procesión que más recuerdo de todas, fue una en la que al pobre San Isidro se le rompió el tornillo que lo sujetaba a las andas que lo transportaban, según subían con él hacía la Iglesia. Al tambalearse de una forma rotunda, no hubo más remedio que parar en plena marcha y allí D. Joaquín, sin más remedio, tuvo que improvisar para sacar el inesperado apuro hacía adelante. Se giró hacía la gente y vio entre ella al guaje más menudo que le podía venir "como anillo al dedo" en semejante situación. Se dirigió entonces a Angel Codines y le dijo: "Chaval, sube aquí y abraza al Santo hasta la Iglesia, pa que no se caiga". El mi Codines una vez más estuvo a la altura (en este caso a la misma de San Isidro, que era de lo que se trataba). Subió presto y dispuesto donde le ordenó el señor cura y abrazándose a él, todo pudo continuar. Don Joaquín cantaba las letanías, la gente influida por la un tanto cómica "puesta en escena" y entre risas, procuraba como podía contestar con aquel "Orapronobis". Aquella procesión ha quedado siempre en el recuerdo de todos los presentes y a la vez sirvió para apodar a Angel con aquel cariñoso "Sidrín". Alguna foto relacionada con lo narrado, no tendría desperdicio.
Un fuerte abrazo desde el cariño, querido amigo Sidrín. Sabes que te queremos.
Felicidades en este día por lo que te toca.
Fue la de San Isidro una procesión grande en el pueblín. Tan grande como el día en que nuestros queridos labradores celebraban con total devoción la misa solemne, procesión y convite. Todo ello ofrecido al insigne Santo con la mayor fe y empeño del mundo.
La procesión que más recuerdo de todas, fue una en la que al pobre San Isidro se le rompió el tornillo que lo sujetaba a las andas que lo transportaban, según subían con él hacía la Iglesia. Al tambalearse de una forma rotunda, no hubo más remedio que parar en plena marcha y allí D. Joaquín, sin más remedio, tuvo que improvisar para sacar el inesperado apuro hacía adelante. Se giró hacía la gente y vio entre ella al guaje más menudo que le podía venir "como anillo al dedo" en semejante situación. Se dirigió entonces a Angel Codines y le dijo: "Chaval, sube aquí y abraza al Santo hasta la Iglesia, pa que no se caiga". El mi Codines una vez más estuvo a la altura (en este caso a la misma de San Isidro, que era de lo que se trataba). Subió presto y dispuesto donde le ordenó el señor cura y abrazándose a él, todo pudo continuar. Don Joaquín cantaba las letanías, la gente influida por la un tanto cómica "puesta en escena" y entre risas, procuraba como podía contestar con aquel "Orapronobis". Aquella procesión ha quedado siempre en el recuerdo de todos los presentes y a la vez sirvió para apodar a Angel con aquel cariñoso "Sidrín". Alguna foto relacionada con lo narrado, no tendría desperdicio.
Un fuerte abrazo desde el cariño, querido amigo Sidrín. Sabes que te queremos.
Felicidades en este día por lo que te toca.