Que alumbramientos aquellos del bar de mi gran abuelo en plena noche, mi ubicación en primera línea de cantina confieso que me ayudaba para dar cuenta de ellos. Al vivir en la misma casa de donde salían ya puestos con esas inspiraciones etílicas, no los veía evolucionar en plena calle, pero si arrancar cuando se iban. En el bar de mi abuelo, vi de todo. Un día el amigo Planín quedó enganchado en la misma barra del bar con el brazo derecho y no era capaz de sacarlo para marcharse. Era ya muy tarde y Rosales quería cerrar. Planín le pedía que le diera la vuelta y mi abuelo, que se encendía en condiciones, diciéndole que ya le había dado la vuelta (el dinero de la consumición). El otro pobre que no se refería a lo mismo, pero que debido al alumbramiento no andaba como muy suelto en palabras, le repetía de nuevo lo mismo.... se lio una allí que al final Planín ya parece que encontró el momento oportuno y le dijo: "Angelín, coño, que me ayudes a sacar el brazo de aquí pa dar la vuelta y marchar pa casa, cojones".