SAN FROILÁN, OTRA RAZÓN PARA EL TURISMO.
06/10/2011
La tradicional romería en La Virgen del Camino puso fin ayer a seis días de celebración festiva con motivo de San Froilán. El desfile de pendones y carros engalanados, la actividad religiosa, el inevitable rito de tocarle las narices al santo en la imagen de la puerta lateral del santuario y los perdones concitan a los leoneses de la capital y de la provincia en una reunión imprescindible que, bajo el pretexto del motivo religioso, fue sobre todo, al menos durante gran parte del siglo pasado, un punto de encuentro para el intercambio comercial de productos de pura supervivencia. El cambio de los tiempos impuso otras formas, pero la necesidad de aferrarse al hilo de la tradición le ha permitido recuperar el esplendor, el sabor y las emociones de antaño.
Pero la celebración de San Froilán ha adquirido una nueva dimensión por la creciente actividad festiva en la capital en los últimos años, quizá las dos últimas décadas, gracias al impulso de los sucesivos gobiernos municipales y la decidida y masiva participación de la ciudadanía, hasta el punto de convertirla en la auténtica fiesta de León, la más sentida y querida por los leoneses, por encima del jolgorio de San Juan. Éso es otra cosa distinta.
San Froilán, con Las Cantaderas, el desfile de los carros hasta la plaza del Grano y los doscientos pendones llegados de toda la provincia, con los nuevos aderezos del mercado medieval, las ferias de la cerámica y la morcilla, la actividad en la calle y, puntualmente, la proyección en luz sobre la fachada de San Isidoro de la historia del reino —parece evidente que es algo que necesariamente hay que recuperar—, es hoy, junto a la Semana Santa, el gran reclamo turístico de León, una razón más a sumar a las riquezas patrimoniales, naturales y gastronómicas, y a ese bullicio en la calle que tanto fascina a los visitantes en uno de los destinos de interior preferidos por los españoles.
Acaban de abrirse nuevos horizontes para la promoción turística desde la unidad de acción y sería bueno que además de la manifestada voluntad política y sobre ese campo de trabajo empezasen a verse indicios de alguna idea, algún avance y alguna acción que vayan más allá de las palabras.
06/10/2011
La tradicional romería en La Virgen del Camino puso fin ayer a seis días de celebración festiva con motivo de San Froilán. El desfile de pendones y carros engalanados, la actividad religiosa, el inevitable rito de tocarle las narices al santo en la imagen de la puerta lateral del santuario y los perdones concitan a los leoneses de la capital y de la provincia en una reunión imprescindible que, bajo el pretexto del motivo religioso, fue sobre todo, al menos durante gran parte del siglo pasado, un punto de encuentro para el intercambio comercial de productos de pura supervivencia. El cambio de los tiempos impuso otras formas, pero la necesidad de aferrarse al hilo de la tradición le ha permitido recuperar el esplendor, el sabor y las emociones de antaño.
Pero la celebración de San Froilán ha adquirido una nueva dimensión por la creciente actividad festiva en la capital en los últimos años, quizá las dos últimas décadas, gracias al impulso de los sucesivos gobiernos municipales y la decidida y masiva participación de la ciudadanía, hasta el punto de convertirla en la auténtica fiesta de León, la más sentida y querida por los leoneses, por encima del jolgorio de San Juan. Éso es otra cosa distinta.
San Froilán, con Las Cantaderas, el desfile de los carros hasta la plaza del Grano y los doscientos pendones llegados de toda la provincia, con los nuevos aderezos del mercado medieval, las ferias de la cerámica y la morcilla, la actividad en la calle y, puntualmente, la proyección en luz sobre la fachada de San Isidoro de la historia del reino —parece evidente que es algo que necesariamente hay que recuperar—, es hoy, junto a la Semana Santa, el gran reclamo turístico de León, una razón más a sumar a las riquezas patrimoniales, naturales y gastronómicas, y a ese bullicio en la calle que tanto fascina a los visitantes en uno de los destinos de interior preferidos por los españoles.
Acaban de abrirse nuevos horizontes para la promoción turística desde la unidad de acción y sería bueno que además de la manifestada voluntad política y sobre ese campo de trabajo empezasen a verse indicios de alguna idea, algún avance y alguna acción que vayan más allá de las palabras.