a mi
amiga Paqui, sin ella y sin su marido Senén, yo a estas horas estaría desangrado.
amiga y vecina, se entiende.
Cuando llamé a su
puerta, estaban haciendo los deberes y me dijeron que no eran horas, pero luego recapacitaron y al ver como chorreaba la sangre por aquel dedo, medio me la querían coger pa la
matanza.