El acceso a la seo leonesa costará cinco euros a partir del 1 de marzo
Cada año alrededor de 200.000 personas visitan el emblemático templo leonés. SECUNDINO PÉREZ
J. R / R. J. León / Valladolid
El turismo, generalmente por encima de la feligresía, se ha convertido en los últimos años en el principal cliente y en una de las fuentes de ingresos más sustanciosas de las trece catedrales de Castilla y León, cuya oferta al visitante acusa una notable dispersión de horarios, precios y servicios.
Los templos mayores de las once sedes episcopales de Castilla y León se hicieron familiares al gran público a partir de 1988, con motivo de la primera exposición de Las Edades del Hombre, hace casi un cuarto de siglo y en coincidencia con el despertar del turismo como un hábito social, cultural y de ocio de máximo rango popular.
La ausencia de una oferta turística coordinada y de referencia para el visitante contrasta con otras posiciones donde las diócesis de Castilla y León sí van de la mano, caso de las comisiones para la seguridad de su patrimonio histórico o artístico y para la captación de fondos institucionales con que afrontar costosas restauraciones.
No existe un precio unitario, ya que oscila entre los tres euros que cuesta acceder a las catedrales de Palencia y Segovia; los cuatro que hay que abonar para una visita guiada en El Burgo de Osma (Soria) y entrar en Zamora; los cinco de León, que entra en vigor el próximo 1 de marzo, y de Burgos; y los seis de la tarifa individual en Ciudad Rodrigo (Salamanca), la más cara de todas que incluye la seo, museo, un concierto y la torre.
En algunos casos estos precios contrastan en proporción con los que rigen en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el principal templo de la Cristiandad, donde los fieles no han de pagar por recorrer sus naves y criptas, y el precio del acceso a la cúpula es de cinco euros.
No todos los recintos sacros –gestionados de forma autónoma y soberana por la diócesis correspondiente– son visitables, como sucede en la concatedral de San Pedro en la ciudad de Soria, sólo destinada al culto, aunque también existen otras donde la gratuidad es total en cualquier momento.
Esta circunstancia sólo se da en los templos mayores de Valladolid –donde sólo hay que pagar en el museo diocesano– y de la catedral nueva de Salamanca, mientras que en Burgos es libre los martes por la tarde y en Zamora los menores de doce años no abonan importe en ningún caso.
El tradicional debate entre la iglesia como lugar de oración y su explotación como producto turístico lo han resuelto algunas diócesis con el acotado de determinadas capillas o espacios, una especie de reductos donde los feligreses pueden meditar sin tener que pasar por taquilla.
El Cabildo de la Catedral de León hacía pública el pasado año su intención de cobrar 5 euros de entrada por visitar el templo a partir del 1 de marzo, una forma de conseguir ingresos de sus propios recursos en tiempos en los que las necesidades son muchas y las subvenciones cada vez menos, justificaba el Cabildo. Además de la entrada individual se contemplan tarifas reducidas para familias o grupos de más de cuatro personas, jubilados y estudiantes con carné (cuatro euros), mientras que los jóvenes entre 12 y 18 años sólo tendrán que pagar dos euros y los niños por debajo de los 12 años tienen la entrada gratuita.
Con estas nuevas taifas el Cabildo pretende ingresar alrededor de 800.000 euros al año.
Izquierda Unida ha enviado una nota a los medios en la que exige que el dinero recaudado se destine por completo a la conservación del templo. Si es necesario se auditarán las cuentas por una institución pública reconocida para esta labor, concluyen.
Cada año alrededor de 200.000 personas visitan el emblemático templo leonés. SECUNDINO PÉREZ
J. R / R. J. León / Valladolid
El turismo, generalmente por encima de la feligresía, se ha convertido en los últimos años en el principal cliente y en una de las fuentes de ingresos más sustanciosas de las trece catedrales de Castilla y León, cuya oferta al visitante acusa una notable dispersión de horarios, precios y servicios.
Los templos mayores de las once sedes episcopales de Castilla y León se hicieron familiares al gran público a partir de 1988, con motivo de la primera exposición de Las Edades del Hombre, hace casi un cuarto de siglo y en coincidencia con el despertar del turismo como un hábito social, cultural y de ocio de máximo rango popular.
La ausencia de una oferta turística coordinada y de referencia para el visitante contrasta con otras posiciones donde las diócesis de Castilla y León sí van de la mano, caso de las comisiones para la seguridad de su patrimonio histórico o artístico y para la captación de fondos institucionales con que afrontar costosas restauraciones.
No existe un precio unitario, ya que oscila entre los tres euros que cuesta acceder a las catedrales de Palencia y Segovia; los cuatro que hay que abonar para una visita guiada en El Burgo de Osma (Soria) y entrar en Zamora; los cinco de León, que entra en vigor el próximo 1 de marzo, y de Burgos; y los seis de la tarifa individual en Ciudad Rodrigo (Salamanca), la más cara de todas que incluye la seo, museo, un concierto y la torre.
En algunos casos estos precios contrastan en proporción con los que rigen en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el principal templo de la Cristiandad, donde los fieles no han de pagar por recorrer sus naves y criptas, y el precio del acceso a la cúpula es de cinco euros.
No todos los recintos sacros –gestionados de forma autónoma y soberana por la diócesis correspondiente– son visitables, como sucede en la concatedral de San Pedro en la ciudad de Soria, sólo destinada al culto, aunque también existen otras donde la gratuidad es total en cualquier momento.
Esta circunstancia sólo se da en los templos mayores de Valladolid –donde sólo hay que pagar en el museo diocesano– y de la catedral nueva de Salamanca, mientras que en Burgos es libre los martes por la tarde y en Zamora los menores de doce años no abonan importe en ningún caso.
El tradicional debate entre la iglesia como lugar de oración y su explotación como producto turístico lo han resuelto algunas diócesis con el acotado de determinadas capillas o espacios, una especie de reductos donde los feligreses pueden meditar sin tener que pasar por taquilla.
El Cabildo de la Catedral de León hacía pública el pasado año su intención de cobrar 5 euros de entrada por visitar el templo a partir del 1 de marzo, una forma de conseguir ingresos de sus propios recursos en tiempos en los que las necesidades son muchas y las subvenciones cada vez menos, justificaba el Cabildo. Además de la entrada individual se contemplan tarifas reducidas para familias o grupos de más de cuatro personas, jubilados y estudiantes con carné (cuatro euros), mientras que los jóvenes entre 12 y 18 años sólo tendrán que pagar dos euros y los niños por debajo de los 12 años tienen la entrada gratuita.
Con estas nuevas taifas el Cabildo pretende ingresar alrededor de 800.000 euros al año.
Izquierda Unida ha enviado una nota a los medios en la que exige que el dinero recaudado se destine por completo a la conservación del templo. Si es necesario se auditarán las cuentas por una institución pública reconocida para esta labor, concluyen.