Así de contundente se muestra el presidente del Sindicato Central de Regantes de Barrios de Luna, Ángel González Quintanilla, respecto a la sequía: “No hay agua ni para mojar los canales. Nos queda rezar”. Más de 62.000 hectáreas del Páramo y el Órbigo dependen de las reservas de ese pantano, que siempre resultan muy justas para la campaña puesto que a 30 de septiembre se tiene que dejar un cantidad mínima, más el abastecimiento de la ciudad de León, más el caudal ecológico del río. González Quintanilla se muestra muy preocupado tanto por la escasez de agua acumulada en el pantano del que depende como de las pocas precipitaciones en forma de lluvia que han agostado prácticamente por completo el llamado cereal de invierno, el que se siembra en las fincas poco tiempo después de arrancar el maíz o la remolacha, que este año, en muchos de los casos, no ha llegado ni a nacer. Los regantes esperan que la Comisión de Desembalse se reúna a mediados del mes de marzo y para entonces se tomen decisiones en función de la cantidad de agua de la que se disponga en el embalse.