El dramaturgo Jacinto Benavente recibió la visita de un conocido con escaso éxito como escritor y, por cortesía, le mostró su casa. Al llegar a la espectacular biblioteca del premio Nóbel, el invitado se quedó patidifuso y exclamó: "! Vaya, don Jacinto! Con tantos libros ya puede escribir buenas comedias...".
A lo que éste replicó: "Pues adelante, amigo mío, están a su disposición".
A lo que éste replicó: "Pues adelante, amigo mío, están a su disposición".