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CANALES: buenos dias con! calor por aqui!

Dicen que bajo las ruinas de una casa que habia en Valdeballina havitaba un duende. Pobre duende alli metido entre aqquellas paredes, prisionero de los siglos. No se como un dia pudo salir de aquellas ruinas y se fue a conocer el pueblo, tanto le gusto que se fue familiarizando con el y fue perdiendo respeto a las casas, se fue a fisgar por unas y otras y empezo a meterse con las mozas y todo eran esparabanes y miedos. El duende se habia aburrido tanto que solo tenia ganas de jugar.
Por Canales decian que era un silvido, la misma veloz presencia de un silvido que se escucha sin saber de donde viene.
Estaba el tio Jesus dando sal a las vacas, alla por el coto, y se iban las vacas lamiendo las yerba como tontas, todas en fila, unas detras de otra, porque el duende les rebozaba el morro y se las llevaba. O bajaba Modesto con las ovejas y se metia el duende entre ellas, y salian las ovejas corriendo y balando. A una vaca recien parida de Lin la ordeño la ordeño el duende segùn cruzaba la Vega, y asi iba la pobre vaca mugiendo y derramando la leche, hasta llegar a la cuadra con las ubres vacias, y el ternero en ayunas.
Tanto se hablaba del duende que ya todo eran cosas suyas. La herramienta que no aparecìa cuando màs se necesitaba. la vaca que se entelaba o que le picaba la mosca. Al duende no le disgustaba que todo se lo achacaran a el. Lo malo fue cuando empezo a meterse con las mozas.
Una cosa que le encantaba era meterse con las presumidas. Llegaba el dia de Corpus y estaba Basilisa con su prima Consuelo arreglandose para ir a misa, una ayudaba a la otra a hacerse el moño felices con los vestidos que estrenaban. El duende allì espiandolas, despuès despues de haberlas corrido desde la cocina al cuarto. Cuando salian Basilisa y su prima para ir a misa, les tira dos piedrecitas al moño y se les deshizo como un lazo.
Siempre alborotaba por el corredor, cuando el duende entraba en una casa no habia medio de echarlo. A màs de una se le quedò en el labio o en la barbilla la señal de una caida, cuando iban perseguidas a esconderse en el cuartin del corredor.
Y hubo entonces un concejo para tratar el tema del duende. Y alli unos y otros contaròn las gracias y las desgracias.
Para Fuegos y Modesto el de Regina el duende tenia muy malas artes y al pueblo lo estaba poniendo patas arriba. Lo de las mozas no podian perdonarlo porque en ambas casas habian desaparecido enaguas y justillos y hasta un caso se habia dado de una moza reidora atacada de cosquillas donde sòlo con el matrimonio por el medio puede tenerse. A eso se unìan algunos estropicios, la natera llena de agujeros, dos carros de leña seca que habìa aparecido mojada por la mañana, el cabás del que dessparecian los pizarrines, el perro que no curaba del moquillo, y en los potes de la cocina los garbanzos del cocido todos negros un dia si y otro tambièn.
Para Candido, Marchena y el pajaro, el duende solò hacia que jugar, enredar en cosas de poca importancia. Pepe el de Irene contò que a el cuando el duende le oia decir que iba a arar a Conyana apenas tenia que madrugar, pues todos los aperos le aparecian dispuestos, el yugo, las muyidas, el arao, los cornales, y las vacas aguardando en el corral.
Echaròn asì un buen rato a favor y en contra del dichoso duend y al final hablo el ti Fotuño, que como viejo y esperimentado sabìa de otros duendes.
Hay que engordarle un carnero en el monte, dijo el ti Fortuño.
Asì se ira del pueblo. Ya dice el refràn"duende zalamero, engorra de carnero".
Pago el concejo el carnero y con el se fue el duende feliz entre las lanas.
Pilarina
Pilarina

Gracis Pilarina por compartirlo, estas segura que el duende se fue? no se yo que pensar, un besín guapa

buenos dias con! calor por aqui!