A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd.
La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene.
La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo.
Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos.