Los vecinos se unen para rehabilitar con sus donativos la vivienda incendiada
Piden que el detenido siga un tratamiento médico vigilado que evite otras desgracias.
pilar infiesta | redacción 31/07/2012
Uno de los copropietarios, delante de la vivienda destrozada por el fuego.
secundino pérez
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Amenazas y manía persecutoria
Tras el susto y el terremoto emocional que originó el pasado domingo el incendio provocado en una vivienda del barrio de Somata, de la localidad de Canales, donde dormían un matrimonio y tres adolescentes que lograron salvar sus vidas al saltar por una ventana, todo el pueblo ha reaccionado para ayudar a las víctimas e intentar sentar las bases que eviten que el presunto autor del fuego cause futuras desgracias.
Por un lado, la junta vecinal ya ha abierto una cuenta bancaria (de Caja España, número 2096 0041 14 2156244200) donde se pueden ingresar los donativos que contribuirán a rehabilitar la casa quemada y por otro, están recogiendo firmas para exigir que el detenido, diagnosticado como esquizofrénico crónico y que ha protagonizado diversos altercados en los últimos años, disponga de un tratamiento médico vigilado en un centro competente, y, en caso de que regrese a su domicilio de Canales, «se efectúe un seguimiento para que no continúe agrediendo a sus vecinos», explica la pedánea Verónica Álvarez.
Juan Vidal González, de 55 años, fue arrestado al filo de la una de la tarde del día 29, tras atrincherarse en su propia casa con las persianas bajadas. La insistencia de la Guardia Civil logró que, finalmente, abriera la puerta y se entregara. Fue trasladado a la Unidad de Psiquiatría del Hospital de León por haber incendiado supuestamente a las 6.30 horas de la madrugada la vivienda de sus vecinos, a los que había amenazado el día anterior con una barra de hierro. Los investigadores saben que roció la planta baja del inmueble con gasolina por los restos de la garrafa que se encontraron en ese escenario. También han determinado que lo hizo desde la puerta que da entrada y salida a la planta superior en la que dormían las cinco personas.
Varios episodios.
Milagrosamente, Custodio L., más conocido como Toyo, de 78 años, oyó ruidos, vio líquido en el suelo y acto seguido ‘el cerillazo’, lo que le permitió alertar al resto. Atrapados arriba, decidieron huir de las llamas saltando por la ventana. Su nieto Marcos L., de 15 años, tuvo que ser operado en el Hospital de una rotura de tibia y peroné consecuencia del salto, mientras que su biznieto, un amigo y su mujer Aurora Á. sufrieron magulladuras. Todos se recuperaban ayer del impacto en sus domicilios de León ciudad.
El estadio de nerviosismo de Vidal ya había sido advertido por los vecinos a la Guardia Civil unas semanas antes, ya que arrojó una barra de hierro al patio de su vecino de enfrente rompiendo varias tejas, corrió con un hacha detrás de otro conocido y amenazó a varios transeúntes que pasaron bajo sus ventanas. De hecho, una familiar le pidió poco antes del suceso del incendio que «no hiciera daño a nadie, que le daban lo que necesitara, pero no cometiera locuras», recuerdan. Incluso su hermana, que vive en León, fue alertada, pero la impidió por dos veces acceder al interior de su casa intimidándola con un punzón. Los servicios sociales también se desplazaron hasta su vivienda, pero certificaron, según la pedánea, que «cuidaba bien de su madre, la casa estaba limpia y en orden.
Piden que el detenido siga un tratamiento médico vigilado que evite otras desgracias.
pilar infiesta | redacción 31/07/2012
Uno de los copropietarios, delante de la vivienda destrozada por el fuego.
secundino pérez
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Amenazas y manía persecutoria
Tras el susto y el terremoto emocional que originó el pasado domingo el incendio provocado en una vivienda del barrio de Somata, de la localidad de Canales, donde dormían un matrimonio y tres adolescentes que lograron salvar sus vidas al saltar por una ventana, todo el pueblo ha reaccionado para ayudar a las víctimas e intentar sentar las bases que eviten que el presunto autor del fuego cause futuras desgracias.
Por un lado, la junta vecinal ya ha abierto una cuenta bancaria (de Caja España, número 2096 0041 14 2156244200) donde se pueden ingresar los donativos que contribuirán a rehabilitar la casa quemada y por otro, están recogiendo firmas para exigir que el detenido, diagnosticado como esquizofrénico crónico y que ha protagonizado diversos altercados en los últimos años, disponga de un tratamiento médico vigilado en un centro competente, y, en caso de que regrese a su domicilio de Canales, «se efectúe un seguimiento para que no continúe agrediendo a sus vecinos», explica la pedánea Verónica Álvarez.
Juan Vidal González, de 55 años, fue arrestado al filo de la una de la tarde del día 29, tras atrincherarse en su propia casa con las persianas bajadas. La insistencia de la Guardia Civil logró que, finalmente, abriera la puerta y se entregara. Fue trasladado a la Unidad de Psiquiatría del Hospital de León por haber incendiado supuestamente a las 6.30 horas de la madrugada la vivienda de sus vecinos, a los que había amenazado el día anterior con una barra de hierro. Los investigadores saben que roció la planta baja del inmueble con gasolina por los restos de la garrafa que se encontraron en ese escenario. También han determinado que lo hizo desde la puerta que da entrada y salida a la planta superior en la que dormían las cinco personas.
Varios episodios.
Milagrosamente, Custodio L., más conocido como Toyo, de 78 años, oyó ruidos, vio líquido en el suelo y acto seguido ‘el cerillazo’, lo que le permitió alertar al resto. Atrapados arriba, decidieron huir de las llamas saltando por la ventana. Su nieto Marcos L., de 15 años, tuvo que ser operado en el Hospital de una rotura de tibia y peroné consecuencia del salto, mientras que su biznieto, un amigo y su mujer Aurora Á. sufrieron magulladuras. Todos se recuperaban ayer del impacto en sus domicilios de León ciudad.
El estadio de nerviosismo de Vidal ya había sido advertido por los vecinos a la Guardia Civil unas semanas antes, ya que arrojó una barra de hierro al patio de su vecino de enfrente rompiendo varias tejas, corrió con un hacha detrás de otro conocido y amenazó a varios transeúntes que pasaron bajo sus ventanas. De hecho, una familiar le pidió poco antes del suceso del incendio que «no hiciera daño a nadie, que le daban lo que necesitara, pero no cometiera locuras», recuerdan. Incluso su hermana, que vive en León, fue alertada, pero la impidió por dos veces acceder al interior de su casa intimidándola con un punzón. Los servicios sociales también se desplazaron hasta su vivienda, pero certificaron, según la pedánea, que «cuidaba bien de su madre, la casa estaba limpia y en orden.